Cierra el 2025 con un clima que mezcla balance, esperanza y una certeza irrebatible: Colombia entra en un año decisivo. El 2026 no será un calendario cualquiera. Será el escenario donde se elegirá Senado, Cámara y Presidencia, definiendo no solo el rumbo político de la nación, sino el futuro económico, social y territorial de las regiones.
Las decisiones que los colombianos tomen en las urnas marcarán el tipo de país que tendremos en la próxima década, y eso lo saben bien los ciudadanos, pero también los empresarios, los emprendedores y los territorios históricamente relegados.
En Nariño, esa conciencia es aún más profunda. Nuestro departamento ha vivido épocas complejas, pero también ha demostrado una resiliencia admirable. Este año que termina confirmó una vez más algo que caracteriza al nariñense: la capacidad de trabajar en medio de la adversidad, de crear en medio de la escasez, de emprender aun cuando el contexto nacional parece ir en contra.
Desde las pequeñas unidades productivas hasta las medianas y grandes empresas, el mensaje es el mismo: aquí nadie se rinde.
A medida que se acerca la contienda electoral, los sectores empresariales miran con atención qué proponen los aspirantes para fortalecer la productividad regional. Existen expectativas claras: más apoyo financiero, mejores condiciones para generar empleo, incentivos tributarios para quienes producen en la periferia y, sobre todo, la posibilidad real de construir un país donde la empresa no sea vista como un enemigo, sino como un aliado del desarrollo.
La región espera que el próximo año traiga respuestas, no discursos. Puentes, no barreras. Oportunidades, no excusas.
En paralelo, crece la voz de quienes impulsan el emprendimiento como motor de cambio. Jóvenes creando empresas digitales, mujeres liderando redes de economía solidaria, campesinos innovando en agroindustria, y colectivos apostando por la conectividad como llave para ingresar a nuevos mercados.
Nariño es un territorio que no espera a que lo salven: se mueve, se actualiza, se conecta.
La esperanza por mejores gobernantes también se siente en las calles, en los talleres, en las plazas, en los cafés donde se conversa del país que queremos y del país que merecemos. No se trata solo de elegir nombres, sino de elegir proyectos. De entender que las decisiones tomadas desde el centro repercuten en los bordes, y que las regiones están cansadas de ser un pie de página en la historia nacional.
Por eso, este cierre de año nos encuentra con la mirada puesta en el futuro. Un futuro que no está escrito, pero que empieza a definirse desde ahora.
Como revista Impulso, seguiremos acompañando ese proceso: narrando, cuestionando, visibilizando y empujando las ideas que ayudan a construir un Nariño más próspero, más justo y más integrado al país.
Que el 2026 nos encuentre informados, participando y con la convicción de que el cambio el verdadero cambio se construye desde las regiones, con trabajo, con creatividad y con decisión.
Feliz fin de año, y que el país que soñamos empiece a tomar forma con el impulso de todos.
HERNANDO SUÁREZ BURGOS
