El futuro de los influenciadores en una industria en transformación

La industria de los influenciadores ha evolucionado a tal velocidad que hoy convive con nuevos actores como los influenciadores virtuales, capaces de protagonizar campañas publicitarias y competir directamente con creadores humanos en la captación de audiencias. Este dinamismo anticipa la llegada de nuevos paradigmas que redefinirán la operación y las reglas de juego del sector en los próximos años.

De manera progresiva, los entes reguladores a nivel mundial han puesto su atención sobre esta actividad, lo que hace prever una mayor producción normativa orientada a regular la profesión y la forma en que se comunican los mensajes al consumidor. Un ejemplo reciente se dio en octubre de 2025, cuando la Administración del Ciberespacio de China estableció la obligatoriedad de contar con un título profesional o certificación para opinar sobre temas de interés público como medicina, derecho, finanzas o educación.

En países como Reino Unido y varias naciones europeas, ya es obligatorio revelar el uso de filtros o inteligencia artificial en imágenes publicitarias, especialmente cuando se promocionan productos cosméticos. Estas regulaciones, que buscan mayor transparencia, probablemente se repliquen en Colombia en los próximos años, por lo que los actores de la industria deberán adoptar desde ahora buenas prácticas que les permitan anticiparse a estas exigencias.

Paralelamente, las plataformas digitales enfrentan nuevos desafíos regulatorios, como el social media ban implementado recientemente en Australia, que limita el acceso de menores de 16 años a las redes sociales. Este tipo de medidas abre interrogantes relevantes: ¿qué sucederá con los influenciadores menores de edad?, ¿cómo llegarán las marcas a audiencias más jóvenes?, ¿qué rol jugará la tecnología en la construcción de entornos digitales más saludables?

Aunque en Colombia estas preguntas aún no forman parte central del debate público, es previsible que se incorporen a la agenda en el corto y mediano plazo.

Por otro lado, el auge de los avatares e influenciadores virtuales aún no se consolida en el país como ocurre en Asia o Estados Unidos, pero todo indica que será una tendencia inevitable. Frente a este fenómeno, las normas actuales resultan insuficientes. Surgen entonces dilemas clave: ¿puede un influenciador virtual inducir a engaño cuando recomienda un producto que no puede consumir?, ¿quién asume la responsabilidad si un avatar emite comentarios ofensivos que afectan la reputación de una marca?

En conclusión, los influenciadores enfrentarán en los próximos años un escenario marcado por cambios profundos: nuevas regulaciones, transformaciones en las plataformas digitales, audiencias más exigentes y la irrupción de competidores virtuales que redefinirán la forma de comunicar, influir y generar valor en la economía digital.