El Ejército de Estados Unidos confirmó una nueva serie de ataques militares contra tres embarcaciones en el Pacífico oriental, que dejaron como saldo ocho personas muertas. El anuncio fue realizado por el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, en el marco de una campaña militar que el Pentágono viene intensificando desde septiembre en el Caribe y el Pacífico, y que ya ha provocado al menos 95 víctimas mortales y la destrucción de 26 lanchas.
De acuerdo con la versión oficial del Comando Sur de Estados Unidos, las embarcaciones bombardeadas transitaban por rutas supuestamente utilizadas por el narcotráfico. Sin embargo, hasta el momento, el gobierno estadounidense no ha presentado pruebas que respalden estas afirmaciones. En los ataques más recientes murieron tres personas en la primera lancha, dos en la segunda y otras tres en la tercera.
El Comando Sur difundió videos en los que se observa a las embarcaciones navegando antes de ser alcanzadas por los bombardeos, material que fue publicado en su cuenta oficial en la red social X. Estas operaciones hacen parte de un despliegue militar de gran escala en la región, que incluye la presencia del portaaviones más grande del mundo y varios buques de guerra, lo que ha generado preocupación a nivel regional e internacional.
Las acciones militares han provocado fuertes reacciones políticas. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, afirmó que estos ataques no responden únicamente a una lucha contra el narcotráfico, sino que serían un pretexto para avanzar en una estrategia de presión y eventual cambio de régimen en su país. En la misma línea de alerta, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, advirtió sobre el riesgo de una escalada militar en el mar Caribe y señaló que, ante la incapacidad de los Estados para detener la guerra, es necesario impulsar una “diplomacia de los pueblos”, basada en la organización social y la defensa de la vida.
La preocupación también ha sido expresada por organismos internacionales. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos manifestó su alarma por las operaciones aéreas y navales letales llevadas a cabo por Estados Unidos tanto en el Caribe como en el Pacífico oriental, señalando los posibles impactos sobre los derechos humanos. Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas fue más contundente al calificar estas acciones como posibles “ejecuciones extrajudiciales”, al considerar que vulneran el derecho internacional y los principios básicos de protección a la vida.
En conjunto, el texto plantea un escenario de creciente militarización en aguas del Caribe y el Pacífico, con un elevado número de víctimas civiles, falta de pruebas públicas que justifiquen los ataques y un aumento de las tensiones diplomáticas. La situación ha abierto un debate internacional sobre la legalidad, legitimidad y consecuencias humanitarias de estas operaciones, así como sobre el riesgo de una mayor inestabilidad en la región.

