Un nuevo paro armado mantiene en alerta a varias zonas del país, donde comunidades enteras han visto interrumpida su cotidianidad por amenazas, bloqueos y restricciones a la movilidad. Comercios cerrados, transporte suspendido y clases canceladas hacen parte del impacto inmediato que ha dejado esta situación en municipios urbanos y rurales.
Habitantes de las regiones afectadas aseguran que el miedo se apoderó de las calles, luego de la circulación de mensajes intimidantes y la presencia de hombres armados que obligaron al cierre de establecimientos. Muchas familias optaron por permanecer en sus casas ante el riesgo de posibles hechos violentos.
Las autoridades reforzaron la presencia de la fuerza pública y anunciaron operativos especiales para garantizar la seguridad de la población y restablecer el orden. Asimismo, hicieron un llamado a la calma y a denunciar cualquier acto de intimidación.
Mientras avanza la respuesta institucional, líderes sociales y ciudadanos piden soluciones de fondo que permitan evitar que este tipo de acciones sigan afectando a la población civil, especialmente a quienes dependen del trabajo diario para subsistir.

