El bajo hábito de lectura en Colombia y su impacto en la sociedad

El hábito de la lectura en Colombia continúa siendo una de las principales debilidades culturales del país, a pesar de los avances en cobertura educativa y del acceso creciente a contenidos digitales. Para una parte significativa de la población, leer no forma parte de la rutina diaria, lo que ha generado preocupación entre expertos en educación, cultura y comunicación, quienes advierten sobre las consecuencias a largo plazo de esta situación en la sociedad colombiana.

Entre las causas del bajo hábito lector se encuentran factores estructurales y sociales. En muchas regiones del país persisten dificultades para acceder a libros, bibliotecas o espacios adecuados para la lectura, especialmente en zonas rurales y apartadas. A esto se suma la falta de acompañamiento familiar desde la infancia, donde la lectura suele asociarse únicamente con tareas escolares y no como una actividad de disfrute o crecimiento personal. La influencia de las redes sociales, el consumo rápido de información y el predominio de contenidos audiovisuales también han reducido el tiempo que las personas dedican a leer textos largos y reflexivos.

Las consecuencias de esta realidad se evidencian con fuerza en el sistema educativo. Estudiantes con hábitos de lectura limitados presentan mayores dificultades en comprensión lectora, análisis crítico y redacción, lo que impacta negativamente su rendimiento académico. Estas falencias se arrastran a la educación superior y al ámbito laboral, donde la falta de habilidades lectoras afecta la capacidad de interpretar documentos, resolver problemas y comunicarse de manera efectiva.

En el plano social, el poco hábito de lectura debilita la formación de ciudadanos críticos e informados. Una sociedad que lee poco es más vulnerable a la desinformación, a los discursos simplificados y a la manipulación de la opinión pública. La lectura, además, cumple un papel fundamental en el desarrollo de la empatía y el entendimiento de distintas realidades, elementos clave para la convivencia y la construcción de tejido social.

Aunque existen programas públicos y privados que buscan incentivar la lectura, los resultados aún son limitados. El reto no solo consiste en aumentar el número de libros leídos, sino en transformar la relación de los colombianos con la lectura. Promover este hábito desde la infancia, fortalecer las bibliotecas y reconocer la lectura como una herramienta de desarrollo social es fundamental para que Colombia avance hacia una sociedad más informada, crítica y participativa.