10 de diciembre de 2025
En una jornada cargada de reflexión global, gobiernos, organizaciones internacionales, defensores de derechos humanos y miles de ciudadanos reafirmaron hoy su compromiso con la protección de la dignidad humana, en un momento histórico en el que las tensiones sociales, políticas y humanitarias exigen acciones firmes y sostenidas.
La fecha recuerda la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, un documento que surgió como respuesta a los horrores vividos durante la Segunda Guerra Mundial y que marcó un antes y un después en la defensa universal de la libertad, la justicia y la igualdad. Hoy, 77 años después, su mensaje resuena con una fuerza renovada ante los desafíos contemporáneos que amenazan la convivencia y la vida de millones de personas.
Naciones Unidas subrayó que, aunque se han alcanzado avances importantes en materia de leyes, políticas públicas y reconocimiento de derechos, el mundo enfrenta un retroceso preocupante: el crecimiento de los discursos de odio, la crisis de refugiados que supera cifras históricas, los ataques constantes contra mujeres y comunidades vulnerables, la censura digital, las guerras prolongadas y la inequidad social que se intensifica en regiones enteras.
A lo largo del día, ciudades de América, Europa, África y Asia realizaron vigilias, foros académicos, exposiciones visuales, actos simbólicos y movilizaciones pacíficas con el objetivo de promover la protección de los derechos fundamentales. En varias universidades y centros culturales se organizaron conversatorios que destacaron el papel de la educación en la construcción de sociedades más humanas y equitativas.
Organizaciones defensoras de derechos humanos señalaron que la protección de la dignidad individual no debe limitarse a declaraciones o marcos legales, sino reflejarse en acciones concretas y en la responsabilidad compartida entre Estados, instituciones y ciudadanía. De acuerdo con especialistas, la falta de voluntad política, la corrupción y la impunidad siguen siendo los mayores obstáculos para garantizar el respeto de los derechos básicos.
“El respeto por la dignidad humana no puede ser selectivo ni circunstancial. Es un derecho inherente a cada persona y una obligación ineludible para cada nación”, expresó el Secretario General de la ONU en su discurso oficial, en el que llamó a los países a fortalecer la cooperación internacional y a proteger a quienes, en su labor diaria, arriesgan sus vidas defendiendo la justicia y la verdad.
La defensa de los derechos humanos es una tarea constante, que requiere sensibilidad, vigilancia y compromiso. En un mundo donde la desigualdad, la violencia y la discriminación siguen marcando la vida de millones, la comunidad internacional reafirmó que la dignidad humana no es negociable y debe ser garantizada para todos, sin excepción


