El 6 de diciembre de 1988 el mundo perdió a Roy Orbison, uno de los intérpretes más singulares del rock y el pop. Tenía apenas 52 años y atravesaba un renacimiento artístico que lo había devuelto al centro de la escena. Su muerte, producto de un ataque cardíaco, ocurrió justo cuando su carrera volvía a brillar con fuerza.
El regreso con los Traveling Wilburys
En sus últimos meses, Orbison había encontrado un nuevo impulso gracias a los Traveling Wilburys, supergrupo integrado por Bob Dylan, George Harrison, Jeff Lynne y Tom Petty. La canción Handle With Care y el álbum Vol. 1 lo devolvieron a las radios y lo presentaron a una generación más joven. Su participación fue celebrada como un puente entre épocas y estilos.
Una carrera marcada por himnos
Orbison saltó a la fama a finales de los cincuenta y principios de los sesenta con canciones que mezclaban rockabilly y emoción profunda. Oh, Pretty Woman y Running Scared se convirtieron en himnos que definieron su estilo. Su imagen, con gafas oscuras y peinado imponente, fue tan icónica como su voz de tres octavas, capaz de transmitir ternura y melancolía.
Reconocimientos y tragedias personales
En 1987 ingresó al Salón de la Fama del Rock and Roll, presentado por Bruce Springsteen, quien destacó la intensidad de sus baladas. Sin embargo, su vida estuvo marcada por tragedias: la muerte de su esposa Claudette en 1966 y la pérdida de dos hijos en un incendio en 1968. A pesar de ello, Orbison siguió creando música y mantuvo su lugar en la industria.
El legado tras su partida
Dos días antes de su muerte, Orbison ofreció un concierto en Cleveland que nadie imaginó sería el último. Apenas un mes antes había terminado de grabar Mystery Girl, su álbum final, lanzado en 1989. El disco incluyó You Got It, que se convirtió en su último gran éxito y presentó su voz a nuevas generaciones.
Conclusión
A 37 años de su partida, Roy Orbison sigue siendo recordado como el hombre que transformó el rock en una experiencia emocional intensa. Su voz única y sus canciones continúan inspirando a músicos y fanáticos, demostrando que su legado permanece tan vigente como en sus días de gloria.

