Por: Víctor Rivas Martínez.
Con dolor, si con mucho dolor, vi y escuché por todos los medios de comunicación, la trágica muerte de 11 soldados en Anory , Antioquia y de 6 inocentes ciudadanos y de más de 70 heridos en el atentado en inmediaciones a la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez en Cali
Retroceder más de 30 años, a las peores épocas del cartel de Medellín, es lo peor que nos puede pasar. Quienes conocimos los magnicidios ocurridos en los años 90 del siglo pasado, recordamos con terror esos sucesos, que traen a nuestras mentes dolorosos recuerdos.
Hoy son fuerzas al margen de la ley, dedicadas al contrabando, el narcotráfico, y la minería ilegal, quienes intentan doblegar al estado y a nuestra sociedad.
El asesinado del senador Miguel Uribe, como los infames y condenables actos terroristas que ocurrieron en Cali y Amalfi, Antioquia, la semana que terminó, son un llamado de atención a todas las autoridades como a la sociedad en general, para que, sin distingo de credos religiosos o color político, luchemos unidos para combatir a los narcoterroristas.
Fomentar el odio y el rencor, a través de los medios de comunicación visuales, hablados y escritos para desprestigiar al gobierno es echar gasolina al fuego de la incertidumbre social.
Aquí, la única salida está en la unidad de todos los colombianos entorno a nuestras autoridades para doblegar el terrorismo y consolidar la paz.
Es cierto que hasta ahora la paz total no ha dado resultados satisfactorios, pero también es cierto que debemos ser tercos en este propósito. La guerra solo trae destrucción y muerte.
Pruebas del dolor que trae la guerra la observamos a diario, en los muertos y cuerpos mutilados de hombres, mujeres, ancianos y niños en la franja de Gaza.
Aquí nadie gana, todos perdemos.
Si no queremos volver a sentir dolor de patria como la que experimentamos en la semana que terminó, hay que continuar siendo tercos por conquistar la paz. Así no nos comprendan. Correo: rivas1957@gmail.com

