Un mes bajo el agua: por qué las lluvias en el sur de Asia han sido tan catastróficas

Fenómenos tropicales inusuales, precipitaciones extremas en lapsos muy cortos y ciudades incapaces de resistir el impacto del agua explican la magnitud del desastre que ha golpeado al sur de Asia durante las últimas cuatro semanas.

Con el inicio de un nuevo mes, se cumple ya un periodo de un mes en el que las imágenes provenientes de distintos países de la región —separados por cientos o miles de kilómetros— muestran una misma tragedia: comunidades enteras bajo el agua, infraestructuras colapsadas y miles de personas obligadas a abandonar sus hogares.

Filipinas, Tailandia, Malasia, Indonesia y Sri Lanka figuran entre los países más afectados por una sucesión de fenómenos meteorológicos que ha desencadenado inundaciones devastadoras. El saldo humano es estremecedor: más de 1.000 muertos en total, la mayoría en Indonesia, donde las lluvias torrenciales y los deslizamientos de tierra han golpeado con mayor fuerza.

Las autoridades locales de toda la región coinciden en que el impacto se ha visto agravado por dos factores clave: por un lado, la frecuencia cada vez mayor de tormentas y depresiones tropicales asociadas al calentamiento global; por otro, la insuficiente capacidad de drenaje y la rápida urbanización de ciudades que crecen sin planificaciones resilientes al clima.

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En varias zonas, la acumulación de agua en pocas horas superó los registros históricos, dejando carreteras intransitables, ríos desbordados y regiones enteras incomunicadas. Equipos de emergencia continúan trabajando para rescatar a quienes aún permanecen atrapados y para asegurar refugios temporales para cientos de miles de desplazados.

Mientras la región intenta recuperarse, expertos en climatología advierten que estos episodios podrían volverse más frecuentes y severos, haciendo urgente la inversión en infraestructuras adaptadas a un clima cada vez más extremo.