El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció a través de su red social Truth Social una de las medidas más radicales de su segundo mandato: la suspensión total y permanente de la migración procedente de los llamados “países del Tercer Mundo”. Según él, esta decisión busca “revertir los efectos negativos” que, a su juicio, la migración ha tenido sobre el sistema estadounidense. Trump afirmó que solo una “migración inversa” —es decir, deportaciones masivas— puede “curar” esta situación.
La propuesta hace parte de una agenda migratoria que se ha endurecido progresivamente desde su retorno a la presidencia, marcada por redadas, expulsiones rápidas y un aumento del discurso antiinmigrante. En su mensaje, Trump también aseguró que anularía todas las admisiones firmadas “ilegalmente” por Joe Biden mediante Autopen, además de deportar a personas que “no representen un activo neto”, “no amen a Estados Unidos” o que considere una “carga pública”. Incluso mencionó medidas como quitar prestaciones federales a no ciudadanos y desnaturalizar a quienes, según su criterio, atenten contra la “tranquilidad interna” del país.
El anuncio llega en un contexto de elevada sensibilidad política y mediática, a pocos meses del Mundial de Fútbol 2026, el cual será organizado por Canadá, México y Estados Unidos. Ese escenario internacional podría amplificar el debate sobre migración, seguridad y derechos humanos en la región.
Reacciones internacionales y críticas
Las declaraciones de Trump generaron rechazo inmediato de la comunidad internacional. Según reportes de Reuters, tanto la ONU como expertos de organismos de derechos humanos advierten que una medida de este tipo violaría normas internacionales, especialmente aquellas relacionadas con el derecho al asilo y el principio de no discriminación. La ONU alertó que bloquear la migración de países enteros, sin evaluar las condiciones individuales de cada persona, podría configurar una forma de castigo colectivo, algo incompatible con el derecho internacional humanitario.
Medios como International Business Times (IBT) reportaron que organizaciones defensoras de migrantes consideran la propuesta como una de las más agresivas en la historia reciente de Estados Unidos. Señalan que una “pausa permanente” para personas provenientes de países del sur global no solo estigmatiza poblaciones enteras, sino que podría criminalizar la existencia misma de millones de migrantes.
Expertos en derecho constitucional citados por IBT aseguran que esta política enfrentaría desafíos legales severos, tanto en tribunales estadounidenses como en cortes internacionales, ya que choca con tratados internacionales firmados por el propio Estados Unidos y con principios fundamentales del derecho humanitario.