Nariño entre los diez mejores: la hazaña que nadie creyó posible.

Asistente Carlos Portilla, Rector hermano Isamr Portilla, José David Galindez, Alegrando Pinza, Samuel Perafan, Julián Narvaez, Samuel Silva, David Guastar, Isaac Vélez, Samuel Salazar, Joel Rosero, Jhonny Silva Profesor David Diaz, Subcampeones interdepartamentales de baloncesto.

John Jairo Preciado secretario de Recreación y Deporte del Departamento de Nariño.

Un sueño que sonó a exageración

Cuando John Jairo Preciado asumió como secretario de Recreación y Deporte del Departamento de Nariño, lo primero que dijo en una entrevista fue casi un acto de fe: “Quiero que nuestros jóvenes estén entre los diez primeros del escalafón nacional”.
La frase, que buscaba inspirar, desató incredulidad.

¿Diez primeros? ¿Nariño? Un departamento que durante años ocupó los últimos lugares del deporte escolar, que llegó a estacionarse en el puesto 23 entre 32 ciudades capitales. Un territorio que estuvo siete años sin realizar los Juegos Deportivos Departamentales, pese a contar con entrenadores de élite, jóvenes talentosos y padres dispuestos a apoyarlos.

La reacción fue automática: “imposible”, “inverosímil”, “promesa para la tribuna”.

Dos años después, el marcador es otro: Nariño pasó del puesto 27 (2023) al puesto 10 (2025). Y la pregunta obligada es: ¿cómo ocurrió lo que durante décadas no pudo hacerse?

La inauguración que anunció el cambio

El 14 de noviembre de 2024, Pasto se convirtió en un hormiguero deportivo. Ocho mil deportistas de todos los rincones del departamento llegaron para inauguración de los Juegos Departamentales. Venían de Guachucal, Tumaco, Colón, Sandoná, Buesaco, Cumbal… todos con uniforme, ilusión y la sensación de que algo se estaba moviendo, por fin.

En 17 disciplinas —fútbol, baloncesto, atletismo, tenis de mesa, boxeo, lucha, ciclismo, pesas, deportes paralímpicos, entre otras— se respiraba un aire distinto: no era un evento decorativo, sino un proceso en serio.

Ese día fue el primer síntoma de que el deporte en Nariño había dejado de ser un adorno institucional para convertirse en un proyecto de largo aliento. La semilla estaba sembrada.

Juan Oviedo (asistente técnico), Leonardo Gomez (docente de educación física), Paula Ortega, Ariatna Pantoja, Tatiana Ortega, Yesica Enriquez, Valeria Taicus, Sebastián Portilla (director técnico), Eliana Villarreal (fisioterapeuta)
Alejandra Valencia, Fernanda Vargas, Dennis Peña, Sharit Vargas
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Por qué antes no y por qué ahora sí

El problema nunca fue el talento. Nariño siempre ha tenido deportistas brillantes. “El talento no era el problema”, reconoce cualquiera que haya entrenado en una cancha nariñense.
Lo que fallaba era una cadena rota: poca inversión sostenida, escaso volumen competitivo, pésima logística en los Intercolegiados, calendarios improvisados, entrenadores sin respaldo y jóvenes que, tras un solo partido de eliminación, regresaban a casa sin adquirir experiencia.

Un sistema competitivo obsoleto
Antes, los Intercolegiados se reducían a partidos de ida y vuelta. Delegaciones viajaban horas para jugar un solo encuentro. Perder implicaba regresar de inmediato.
Así era imposible construir nivel. Mientras otros departamentos acumulaban 10 o 12 juegos por fase, Nariño apenas llegaba a dos.
El resultado: cero bagajes tácticos, poca confianza, escasa lectura de juego y un rezago que se arrastró por años.

Y sin Juegos Departamentales, siete años perdidos
La ausencia de Juegos Departamentales no fue menor: significó un vacío estructural. Sin esa competencia base, los deportistas nunca se midieron entre sí, no se clasificaron a nada y no pudieron proyectarse al alto rendimiento.
El departamento se quedó sin un ecosistema formativo funcional.

Daniel Alejandro Otero Portillo, estudiante de grado 11 de la Institución Educativa San Pedro de Cumbitara, Represento a Nariño en la Final Nacional Intercolegiados Categoría Pre Juvenil Masculino Clásico Ajedrez

El giro estructural: método, inversión y continuidad

Una investigación interna reveló el diagnóstico.Cuando la nueva administración inició, lo primero que hizo fue un diagnóstico exhaustivo del ecosistema deportivo. Encontró vacíos en formación, logística, metodología, selección de entrenadores, articulación con colegios y clubes, seguimiento médico y psicológico, e incluso en datos para tomar decisiones.

Pero ese diagnóstico no quedó en un cajón. Nariño creó una política deportiva real, el Plan de Desarrollo incluyó la estrategia “Recreación y Deporte, motor de la convivencia pacífica”, dividida en:

  1. Deporte para la Construcción de Paz:
    Infraestructura, escuelas deportivas, campamentos juveniles, barrismo social, Vías Activas y Saludables, Juegos del Magisterio, Juegos Ancestrales, observatorio del deporte.
  2. Deporte para el Alto Rendimiento:
    Convenios con ligas, programa DAR, “Vamos por las de Oro”, incentivos a medallistas, apoyo a clubes federados, participación en Juegos Nacionales y Paradepartamentales.

Era la primera vez que el departamento tenía una política deportiva integral, con presupuesto, metas y medición.

El factor diferencial: volumen competitivo
Lo que más explica el salto del puesto 27 al 10 es el aumento en el volumen competitivo.
Más fases. Más partidos. Más torneos. Más escenarios. Más fogueos.
Los deportistas ahora juegan mucho más, y eso genera la curva de aprendizaje que antes era inexistente.

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El rol silencioso de los entrenadores
Los entrenadores, adscritos o vinculados a ligas, recibieron procesos reales de selección, evaluación diaria y actualización constante.
Además, por primera vez sus salarios están vinculados a su formación y desempeño.
Y se premiaron resultados: muchos recibieron incentivos mensuales por medallas. No hay milagros sin método.

Los datos entraron al deporte

Hoy los entrenadores reportan cargas, volúmenes, asistencia y progresión técnica.
Las ciencias aplicadas —fisioterapia, nutrición, psicología, medicina deportiva— empezaron a ser parte del proceso.
Las decisiones se toman con evidencia, y no por intuición.

Nicol Valentina Panesso Tabla, quien hace parte de la selección Nariño de Taekwondo en los Juegos Nacionales Intercolegiados 2025, logró la medalla de bronce en la categoría prejuvenil de combate en – 47 kg haciendo una excelente representación de su departamento y su club.

Inversión: más allá de la cifra

2024: 1.800 millones.
2025: 2.500 millones para deporte estudiantil.
No es solo el monto, sino el destino: viajes, fases, árbitros, escenarios, alimentación, indumentaria, incentivos y formación.
La plata empezó a moverse donde genera impacto: en el deportista.

“Vamos por las de Oro”: la joya de la corona

El programa seleccionó a 50 deportistas de rendimiento excepcional, basados en ranking, pruebas físicas, palmarés y exámenes médicos.
Se institucionalizó por decreto y garantiza apoyo mensual, gimnasio, ayudas ergogénicas, plan de datos, alimentación y seguimiento integral.
Por primera vez, el talento dejó de irse a otros departamentos.
Los deportes que dieron el salto fueron Boxeo, lucha, atletismo, ciclismo, paraatletismo, patinaje, pesas y fútbol de salón lideran la remontada.
Muchos ya venían trabajando bien, pero ahora tienen respaldo, estructura y continuidad.

Una hazaña con nombre propio

Nariño no está entre los diez mejores por suerte, ni por casualidad, ni por discurso.
Está porque hubo visión, orden, método, entrenadores comprometidos y una generación de jóvenes que encontró, al fin, un sistema que los respalda.
John Jairo Preciado dijo que quería ver a Nariño entre los diez primeros. Muchos lo tomaron como exageración. Hoy es un hecho.
Y lo más importante: el proceso está institucionalizado. No depende de una persona, sino de un modelo. La hazaña ya ocurrió.
Mantenerla será la verdadera prueba.