Guardabosques del Amazonas encontraron una ballena jorobada en pleno bosque tropical, a unos 15 kilómetros del mar. El animal, de doce metros de largo y más de diez toneladas de peso, se hallaba sobre una zona pantanosa, rodeada de árboles. Lo más sorprendente es que no había huellas de arrastre ni caminos abiertos por los que pudiera haber llegado allí. El descubrimiento causó gran impacto entre los investigadores del Instituto de Investigación Amazónica (INPA), que llegaron al lugar para examinar el cuerpo. Según los primeros informes, la ballena murió entre 36 y 48 horas antes de ser hallada, pero no presentaba heridas ni señales de colisión.
Las autoridades descartaron que alguien la haya movido, ya que el terreno es inaccesible incluso con vehículos pesados. Algunos científicos creen que una tromba marina o tormenta extrema podría haberla levantado y dejado caer tierra adentro. Sin embargo, la distancia entre el océano y el punto del hallazgo vuelve esa teoría casi imposible. Otros expertos mencionan la posibilidad de una corriente oceánica inusual o de un evento magnético poco común.
Los habitantes del lugar contaron que la noche anterior escucharon un fuerte ruido, parecido a un trueno largo, y percibieron un olor a sal. En los días siguientes, aparecieron bandadas de aves marinas volando sobre el bosque, algo totalmente fuera de temporada. Algunos pueblos indígenas cercanos recuerdan antiguas leyendas sobre “mensajeros del mar” que emergen de la selva cuando la naturaleza se desequilibra. El Ministerio de Medio Ambiente decidió proteger el área para evitar la contaminación del entorno. El esqueleto del animal será trasladado a un museo en Manaos. Por ahora, los investigadores continúan sin una explicación clara, y el misterio sigue atrayendo a curiosos de todo el país.