Una polémica desatada en México reabrió el debate sobre la presencia femenina en el mundo editorial. Todo comenzó con los comentarios de Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica (FCE), tras presentar una colección del boom latinoamericano con solo siete autoras entre 27 títulos. El hecho generó críticas por la falta de equidad y visibilidad hacia las escritoras del continente.
Para Adriana Pacheco, doctora en literaturas latinoamericanas y fundadora del proyecto Hablemos Escritoras, el problema trasciende las cuotas: “No se trata de números, sino de reconocimiento. Hay una enorme producción literaria de mujeres que sigue siendo invisibilizada”.
La invisibilidad persiste
Desde hace casi ocho años, Pacheco impulsa Hablemos Escritoras, un proyecto que documenta y promueve la obra de autoras del mundo hispanohablante —de América Latina, el Caribe, Estados Unidos y España— a través de un pódcast, una enciclopedia digital y una amplia base de datos.
“La literatura femenina en América Latina es grandiosa”, afirma. “Las escritoras están transformando la forma de narrar, explorando el lenguaje con una libertad y una hibridez que cimbran a los lectores. No solo escriben sobre violencia o cuerpo; escriben sobre la identidad, lo íntimo y lo público, desde una mirada profunda y distinta”.
Para Pacheco, la declaración de Taibo II refleja una mentalidad todavía presente en muchas instituciones culturales. “Es preocupante —dice— que en pleno siglo XXI sigamos hablando de invisibilidad femenina. Esto no tiene que ver con cuotas, sino con reconocer un talento que ya es imposible de ignorar”.
El desafío del canon literario
La investigadora advierte que la exclusión de las mujeres en los programas educativos y los catálogos editoriales contribuye a mantener un canon literario sesgado. “En nuestras investigaciones, con más de 1.600 autoras registradas y 650 episodios de pódcast, vemos día a día cómo las listas y antologías reproducen un patrón donde las escritoras quedan relegadas”, explica.
Por ello, Pacheco rechaza el uso de cuotas de género como única herramienta para equilibrar el campo literario. “No creemos en biologizar la literatura. Lo que pedimos son las mismas oportunidades: que las mujeres estén en los premios, en las colecciones, en los espacios donde se construye la memoria literaria”.
Una nueva mirada desde la escritura femenina
Según Pacheco, el auge actual de la literatura escrita por mujeres en América Latina es una de las transformaciones culturales más profundas de las últimas décadas. “Hay una efervescencia creativa enorme, desde el Cono Sur hasta los Estados Unidos. Las autoras están cruzando fronteras entre géneros, mezclando ensayo, poesía, memoria y ficción. Están reinventando el idioma”.
En medio del revuelo causado por el FCE, su mensaje es claro: la literatura femenina no necesita concesiones, sino reconocimiento.
“No se trata de imponer cuotas, sino de abrir los ojos. Lo que las mujeres están escribiendo hoy en nuestra lengua es, simplemente, grandioso”.

