Un reciente Informe de Desigualdad Climática 2025, elaborado por el World Inequality Lab en conjunto con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), reveló que el 1 % más rico de la población mundial es responsable del 41 % de las emisiones de carbono derivadas del capital privado. El estudio resalta que la contribución de este grupo a la crisis climática proviene principalmente de sus inversiones y propiedades industriales, más que de su consumo personal.
El informe, presentado este lunes, analiza las emisiones vinculadas al patrimonio y las actividades financieras, mostrando cómo la riqueza extrema amplifica el impacto ambiental global. Según los expertos, las personas más ricas suelen tener participaciones en sectores altamente emisores —como la energía fósil, la aviación, el transporte marítimo y la producción industrial—, lo que multiplica su huella ecológica.
Por el contrario, el 50 % más pobre del planeta apenas contribuye con el 8 % de las emisiones totales, a pesar de ser el grupo más afectado por los efectos del cambio climático. Esta disparidad, explican los investigadores, refleja una creciente “brecha climática” que agrava la desigualdad social y económica a nivel global.
El estudio también propone reformas fiscales ecológicas, como la creación de impuestos progresivos al carbono y a las inversiones de alto impacto ambiental, así como el establecimiento de fondos internacionales para financiar la transición hacia economías sostenibles. Los autores subrayan que el cambio climático no puede abordarse sin tener en cuenta la desigualdad económica, ya que ambos fenómenos están estrechamente vinculados.
El documento concluye con un llamado urgente a los gobiernos y organismos multilaterales para que integren criterios de equidad en las políticas ambientales y reconozcan que la lucha contra el cambio climático requiere justicia social y responsabilidad compartida.

