Este 31 de octubre de 2025 marca quince años desde aquel fatídico momento en que Luis Andrés Colmenares, un joven de 20 años que estudiaba ingeniería industrial en la Universidad de los Andes en Bogotá, salió a celebrar una fiesta de Halloween y acabó perdiendo la vida en circunstancias que todavía hoy generan dudas profundas y dolorosos recuerdos.
Un hecho que cambió una vida
La madrugada del 31 de octubre de 2010, Luis Andrés asistió a una fiesta en la Zona Rosa de Bogotá acompañado de compañeros de universidad. Más tarde, su cuerpo apareció en el canal de aguas lluvias del Parque El Virrey. Desde el inicio, lo que debía ser una celebración se convirtió en uno de los casos judiciales más mediáticos y polémicos del país.
Las versiones oficiales sobre lo ocurrido han variado: inicialmente se planteó la hipótesis de un accidente, y en años posteriores la de un homicidio. En 2017, la absolución de los tres jóvenes implicados generó indignación en la familia, que insiste en que no se agotó la búsqueda de la verdad.
El comunicado de la madre que conmueve
Hoy, cuando se cumplen 15 años, la madre de Luis Andrés, Oneida Escobar, publicó un mensaje a través de su cuenta de Instagram en el que expresa con profunda tristeza:
“Mi amado Luigi, hoy se cumplen 15 años desde tu partida; sé que estás tranquilo y descansando en paz al lado de Dios, y aún duele… Es una fecha que quisiera borrar de mi memoria, un recuerdo que me sigue desgarrando el alma cada vez que vuelve a mi mente. Y aunque he aprendido a vivir con este dolor, a respirar entre los vacíos que dejaste, pero nunca a olvidarte.”
En el texto, agrega:
“Fuiste, y sigues siendo, un gran maestro, una presencia que me enseña incluso desde la ausencia. Tu amor, tu fuerza y todo lo que fuiste permanecen vivos en mí, en cada pensamiento, en cada suspiro. Desde aquí te mando todo mi amor, con la esperanza de que lo sientas donde quiera que estés. Porque aunque el tiempo pase, mi corazón sigue latiendo por ti. Vivirás por siempre en mi mente y en mi corazón. Te amo, mi amor eterno.”
La publicación ha sido acompañada de cientos de mensajes de apoyo, recordatorios y muestras de solidaridad con una familia que no se rinde, aunque el reloj del tiempo no haya llevado alivio.
La vigilia de la verdad sigue
El caso Colmenares continúa como una herida abierta. La familia afirma que hubo errores de procedimiento, vacíos en la investigación y versiones contradictorias que impiden un cierre claro. El padre del joven, Luis Alonso Colmenares, ha reiterado que no dejarán la búsqueda de responsabilidad y que “no saben lo que esto es” vivir desde esa noche.
Según los registros, el tribunal reconoció que existían indicios de homicidio, pero la ausencia de pruebas suficientes impidió una condena formal: “Si no hubo accidente ni homicidio, y hay un muerto, ¿qué fue lo que pasó?”, se preguntó el padre en 2025.
¿Por qué sigue siendo noticia?
- Porque la familia Escobar-Colmenares sigue pidiendo que se esclarezca lo ocurrido aquella madrugada.
- Porque el caso simboliza para muchos jóvenes y familias del país la lucha por justicia, memoria y la confianza en las instituciones.
- Porque en un país con tantos crímenes sin resolver, esta historia mantiene viva la pregunta sobre el valor del derecho, la impunidad y el dolor que tarda en cicatrizar.
- Porque cada 31 de octubre, fecha que debió ser de celebración —fiesta de Halloween— se convierte para ellos en una conmemoración de pérdida y de vigilia.
¿Qué escenario se abre ahora?
Con la publicación del mensaje de la madre y los quince años cumplidos, surgen nuevos llamados al Estado, a la justicia y a la sociedad para que no se pierda el rastro del caso. Los abogados de la familia han señalado que podrían presentarse nuevas solicitudes de revisión del fallo o de reexamen de pruebas. Mientras tanto, la sociedad colombiana, que poco a poco olvida fechas y hechos, vuelve a detenerse ante este mensaje de una madre que no olvida.
Conclusión
Quince años después, el espacio entre la fiesta de un joven, su desaparición y un cuerpo sin conclusiones definidas sigue siendo un abismo de dolor para su familia y un símbolo de incertidumbre para el país. El mensaje de Oneida Escobar es claro: el dolor no se ha ido, el amor permanece, el reclamo no se apaga. Y mientras tanto, la memoria de Luis Andrés Colmenares sigue viva.

