El artículo señala que el mandatario ha movilizado recursos estatales para consolidar un “tejido” de apoyo en el mundo cinematográfico y mediático, con el doble objetivo de afianzar su poder y legitimar su gestión. Por ejemplo, se menciona que su Ejecutivo destinó decenas de millones de euros a la industria del cine —mucho más que en etapas anteriores— lo cual, según el autor, ha ocurrido “en detrimento de ciencia, investigación y atención a catástrofes”.
Asimismo, se critica la supuesta adhesión de actores, directores y presentadores al “sanchismo”, no tanto por convicción ideológica como por conveniencia profesional. Y se plantea que quienes no se suman al coro pueden enfrentarse a ostracismo o menor visibilidad en el mundo cultural.
El tono del texto es vehemente y duro: habla de un “saqueo” del bolsillo de los ciudadanos, un mandato al más puro estilo “chavista” y advierte que este entramado cultural-político está llevando al “abismo” al partido que encabeza Sánchez.
En definitiva, la columna plantea que lo que debería ser una relación entre cultura y política basada en el respeto mutuo y la autonomía, se ha transformado —según el autor— en una sintonía de poder que privilegia lo mediático sobre lo sustantivo.

