En un momento clave para la política ambiental de la nación, el gobierno de Colombia ha anunciado un conjunto de logros que califican como históricos en materia ambiental: una reducción sustancial de la deforestación, un incremento acelerado de la capacidad de energía renovable, y un salto en la inversión pública para el sector. Estos avances vienen acompañados por una apuesta por mayor participación ciudadana, nuevos esquemas de financiamiento y diseño institucional que buscan articular ecosistemas, comunidades y energías limpias.
1. Reducción de la deforestación
Según el reporte del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), Colombia ha conseguido consolidar “la reducción histórica de la deforestación en el país, con las tasas más bajas en 24 años”.
Algunos hitos concretos:
- En 2022 la tasa de deforestación cayó un 29 % respecto al año anterior.
- En 2024 la reducción alcanzó alrededor de 34 %.
- Esto supera la meta inicial del plan nacional de desarrollo, que apuntaba a una caída del 20 % respecto al 2021.
- El programa “Conservar Paga”, que apoya a comunidades locales para proteger la selva, es citado como un componente clave de la estrategia.
Este avance es relevante porque la deforestación es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero en Colombia, y también un factor estructural en la pérdida de biodiversidad, erosión, degradación del suelo y conflictos territoriales.
2. Transición hacia energías limpias
En paralelo al esfuerzo forestal, el país también intensificó su apuesta por la generación de energía renovable. Detalles destacados:
- Se han licenciado 37 proyectos de energía limpia, lo que ha llevado la capacidad instalada renovable a 4,3 gigavatios (GW).
- Esto supone un aumento de 1,2 GW con respecto al gobierno anterior.
- La longitud de líneas de transmisión aprobadas pasó de 168 km a más de 1.000 km (+500 %), lo cual facilita la conexión de territorios remotos al sistema eléctrico nacional.
- Según el Ministerio de Energía, para 2025 “por primera vez a nivel mundial” la energía limpia superó al carbón en la matriz de algunos países, y Colombia acelera su transición energética.
Estos datos muestran que Colombia no sólo está frenando procesos de degradación ambiental, sino que también está cambiando la forma en que produce energía y piensa su infraestructura, con implicaciones tanto para mitigación del cambio climático como para desarrollo regional.
3. Aumento significativo de la inversión pública
Para que los avances anteriores no queden en cifras aisladas, la inversión es clave. El informe oficial menciona:
- El presupuesto anual del sector se duplicó: pasó de $0,92 billones a $1,9 billones de pesos colombianos en el período analizado.
- Este dinero está destinado a restauración de ecosistemas, protección de la biodiversidad, fortalecimiento de la justicia ambiental y mayor presencia estatal en territorio.
- El enfoque incorpora, además, dimensiones de transparencia, acceso a información y gobernanza ambiental participativa.
Invertir es crucial: sin recursos, el monitoreo satelital, la fiscalización, la asistencia técnica a comunidades y la infraestructura de transmisión no pueden escalar al nivel que los retos requieren.
4. Gobernanza, participación y retos en el horizonte
Más allá de cifras técnicas, estos avances están acompañados por mejoras institucionales:
- Se ha actualizado la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC) de Colombia con más de 1.500 participantes de distintos sectores (comunidades étnicas, empresas, sociedad civil).
- La “Audiencia Pública de Rendición de Cuentas del Sector Ambiente”, por tercer año consecutivo, funciona como un mecanismo de diálogo descentralizado.
- Se reconoce que, pese a los avances, persisten retos estructurales: desequilibrios territoriales, presión de los actores ilegales en zonas remotas, financiación sostenida y consolidación del Estado en regiones vulnerables. Las cifras más bajas de deforestación son un paso, pero no garantía de sostenibilidad automática.
5. Impactos esperados y relevancia para Colombia
Los avances tienen múltiples implicaciones:
- Ambientales: frenar la pérdida de bosque contribuye a la conservación de especies, servicios ecosistémicos (agua, suelo, clima), y a la mitigación del cambio climático.
- Energéticas y de desarrollo: mayor generación renovable y líneas de transmisión implican menos dependencia de combustibles fósiles, diversificación productiva, empleo verde y mayor resiliencia energética.
- Sociales y territoriales: acompañar comunidades locales, especialmente en zonas de alta biodiversidad y conflicto, fortalece paz territorial, derechos ambientales y equidad.
- Políticas y de gobernanza internacional: Colombia mejora su posición frente a tratados y compromisos internacionales (como los ODS, el Acuerdo de Escazú) al mostrar avances medibles.
6. Conclusión
Lo que se presenta como “histórico” en el sector ambiental colombiano no es sólo un juego de palabras: la combinación de reducción de deforestación, expansión de renovables e incremento de inversión pública señala un cambio de rumbo notable. Sin embargo, estos logros deben consolidarse, ampliarse y protegerse para que no queden como momentos aislados sino como una tendencia estructural. Persisten desafíos de profundidad: asegurar financiamiento permanente, garantizar la paz territorial, frenar la tala ilegal y conectar comunidades con valor agregado. Si estos logros se traducen en transformación real, Colombia podría convertirse en un referente regional en desarrollo ambiental sostenible.

