Investigadores han observado que una alimentación rica en grasas y muy baja en carbohidratos (dieta cetogénica) podría actuar como un escudo frente a las secuelas del estrés sufrido durante la gestación.
En un experimento con ratas, las crías cuyas madres habían sido sometidas a estrés durante el embarazo fueron alimentadas tras el destete con dietas diferentes: unas con alimentación “normal” y otras con dieta cetogénica. Tras algunas semanas, los roedores con dieta cetogénica mostraron menor incidencia de comportamientos alterados, mejor sociabilidad y menor vulnerabilidad al estrés.
Al parecer, los efectos protectores varían según el sexo: en machos se observó una menor respuesta inflamatoria, mientras que en hembras predominó una mejor capacidad antioxidante.
No obstante, los resultados deben interpretarse con cautela. Las ratas en la dieta cetogénica crecieron más lentamente que las del grupo control, lo que sugiere que la restricción calórica podría estar influyendo en los efectos observados. Además, aún no está claro si estos hallazgos pueden trasladarse a humanos: se desconocen los nutrientes exactos, el momento óptimo de intervención y los riesgos potenciales de aplicar una dieta cetogénica durante etapas sensibles del desarrollo.

