Este miércoles 8 de octubre de 2025 se celebra el Día Internacional del Pulpo, una jornada dedicada a homenajear a uno de los invertebrados más sorprendentes del planeta. Con tres corazones, ocho brazos y una mente brillante, el pulpo no solo es un prodigio biológico, sino también un símbolo de resiliencia, inteligencia y equilibrio marino.
Un homenaje que nació del asombro
La iniciativa surgió en 2007 desde el foro especializado TONMO (The Octopus News Magazine Online), donde entusiastas del mundo marino propusieron dedicar una fecha a este cefalópodo. Eligieron el 8 de octubre por la coincidencia entre “octopus” y “october”, y por sus ocho extremidades. Aunque la celebración formal comenzó en 2014, el reconocimiento ha crecido año tras año, ganando espacio en comunidades científicas, educativas y costeras.
Inteligencia que desafía lo conocido
El pulpo posee cerca de 500 millones de neuronas, muchas de ellas distribuidas en sus brazos, lo que le permite realizar tareas complejas como abrir frascos, resolver problemas y utilizar herramientas. Su capacidad de camuflaje, gracias a células llamadas cromatóforos, le permite cambiar de color y textura en segundos. Además, puede regenerar extremidades perdidas, lo que lo convierte en un verdadero maestro de la adaptación.
Un papel vital en los ecosistemas
Presente en océanos de todo el mundo, el pulpo es un depredador eficiente que regula poblaciones de crustáceos y peces. Al mismo tiempo, es presa de especies como tiburones y delfines, lo que lo ubica en un punto clave de la cadena alimenticia marina. En regiones como Yucatán, también representa un recurso económico y cultural importante.
Conservar para comprender
El Día Internacional del Pulpo no es solo una celebración, sino una invitación a reflexionar sobre la relación entre humanidad y océanos. La pesca excesiva, la contaminación y el cambio climático amenazan su hábitat. Proteger al pulpo es proteger la biodiversidad marina y reconocer que la inteligencia toma muchas formas.
Hoy, más que nunca, conocerlo, cuidarlo y celebrar su existencia es un acto de respeto hacia el océano y sus secretos. Porque el pulpo no es un monstruo marino: es un genio que nada entre nosotros.

