Colombia reconoce que sus pueblos indígenas han sido fundamentales para construir una nación diversa, al aportar lenguas, tradiciones y formas de vida milenarias que fortalecen la identidad cultural del país. De los 115 pueblos indígenas existentes, 65 conservan sus propios idiomas, lo que evidencia la profundidad de esta riqueza lingüística.
Aunque han enfrentado históricamente violencia, discriminación y despojo territorial, estas comunidades mantienen una resistencia activa mediante la preservación de sus cosmovisiones, su autonomía y sus estructuras organizativas tradicionales. Luchas centenarias como las lideradas por figuras como la Cacica Gaitana, los movimientos indígenas de protesta agraria, y la creación de organizaciones como la ONIC, AICO y el CRIC demuestran su compromiso persistente con la defensa de sus derechos.
Gracias a estas acciones, varias de sus reivindicaciones fueron reconocidas en la Constitución de 1991, que garantizó derechos tales como la propiedad colectiva de sus territorios, lenguas oficiales propias, gobierno autónomo tradicional y participación política efectiva. Sin embargo, los desafíos persisten: el conflicto armado, la omisión estatal en la protección de derechos, la violencia contra líderes indígenas y la amenaza continua al territorio siguen siendo realidades que estas comunidades enfrentan día a día.
La preservación de la memoria histórica, la verdad y el reconocimiento de las comunidades indígenas son pasos clave no solo para reparar el pasado, sino para construir una paz auténtica y duradera, basada en el respeto mutuo, el reconocimiento de la diversidad y la justicia social.