En la isla de Socotra, en Yemen, crece un árbol extraño llamado drago, conocido porque de su corteza brota una resina roja que parece sangre. Desde tiempos antiguos se le atribuyen propiedades mágicas y medicinales.
La resina era usada por los romanos como tinte y medicina, y en la Edad Media se utilizó para rituales esotéricos. Hoy los habitantes de la isla aún la emplean como remedio natural para dolores y heridas.
Su forma es también peculiar: un tronco grueso que sostiene una copa amplia y plana, semejante a una sombrilla gigante. Desde lejos, los dragos parecen esculturas futuristas en medio del desierto.
La Unesco declaró la isla de Socotra como Patrimonio de la Humanidad por su biodiversidad, y el árbol del dragón se convirtió en símbolo de lo raro y lo sagrado.o.

