La UE busca lanzar un euro digital independiente de Visa y Mastercard

Ministros de Finanzas de la Unión Europea se reúnen para acordar la creación de un “euro digital” que permita reducir la dependencia de los sistemas de pago estadounidenses como Visa y Mastercard. La iniciativa apunta a reforzar la autonomía financiera del bloque en el comercio digital.

Bruselas, septiembre de 2025.
En una cumbre reciente, los ministros de Finanzas de la Unión Europea avanzaron en un acuerdo para desarrollar un euro digital que funcione de forma independiente de los principales sistemas de pago con sede en EE. UU., como Visa, Mastercard y PayPal. La propuesta forma parte de esfuerzos más amplios para reforzar la soberanía digital y financiera del bloque.

El ministro de Finanzas español Carlos Cuerpo subrayó la urgencia de “domesticar nuestros propios medios de pago digitales” como parte de una estrategia que incluye también regulación tecnológica, cooperación financiera y digitalización del sector bancario.

Entre los retos técnicos que quedan por resolver están:

  • Establecer el marco legal que permita emitir el euro digital con respaldo institucional, garantizando seguridad y protección de datos.
  • Definir la infraestructura tecnológica, que deberá permitir transacciones seguras y interoperabilidad entre los diferentes países de la UE.
  • Evitar el riesgo que supone la substitución rápida de formas tradicionales de pago que podrían generar inestabilidad bancaria, como posibles “corridas digitales” si los usuarios retiran fondos masivamente.
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Según lo discutido, el Parlamento Europeo podría aprobar la normativa necesaria para su implementación en 2026, y luego el despliegue completo tomaría entre 2.5 y 3 años más.


El proyecto del euro digital representa un paso decisivo hacia la autonomía financiera de la Unión Europea, particularmente en el ámbito de los pagos digitales. Si logra ejecutarse según lo planeado, podría reducir costos de transacción, aumentar la seguridad financiera de los ciudadanos europeos y disminuir la influencia de plataformas extranjeras. No obstante, los desafíos técnicos y legales son grandes, y el riesgo de retrocesos existe si no se coordina bien entre los Estados miembros.