La sonrisa de un niño puede iluminar el mundo, y bajo esta premisa trabaja la Fundación Rostros Felices, que en Ipiales cuenta con la representación de Yanet Bustos. Su misión es clara y profundamente humana: brindar una oportunidad de vida a niños y niñas de escasos recursos que nacen con labio leporino o paladar hendido, condiciones que limitan no solo su salud, sino también su desarrollo emocional y social.
Gracias al apoyo de personas solidarias, la Fundación logra que estos pequeños accedan a cirugías reconstructivas totalmente gratuitas. Estos procedimientos, realizados con rigor médico y sensibilidad humana, no se reducen a la corrección estética de una condición física; representan la posibilidad de vivir una infancia más plena, recuperar la confianza y encontrar un lugar digno en la sociedad.
Esperanza
Cada intervención quirúrgica encierra una historia que conmueve y motiva. Son familias que, debido a su situación económica, veían inalcanzable costear tratamientos de alto costo, pero que gracias a esta labor recuperan la ilusión de ver a sus hijos sonreír. Los niños, por su parte, enfrentan un nuevo amanecer: su autoestima se fortalece, se abren a la integración escolar y social, y descubren que el futuro puede estar lleno de oportunidades.
Solidaridad
El trabajo de la Fundación Rostros Felices no sería posible sin la suma de voluntades. Cada aporte, sin importar su monto, se convierte en una pieza clave en la construcción de nuevos comienzos. La solidaridad de quienes se unen a esta causa demuestra que transformar vidas es una tarea compartida, y que la generosidad es el motor que impulsa cambios duraderos.
Compromiso
En Ipiales, el liderazgo de Yanet Bustos ha sido fundamental para movilizar esfuerzos y extender la red de apoyo. Junto a corazones felices como los de Amanda Castillo y Andrea Tapia, la Fundación consolida una obra que deja huellas imborrables en quienes reciben la ayuda y en quienes deciden darla.