Las películas sobre rituales oscuros son especialmente perturbadoras, muchas de ellas le ponen un alto a la incredulidad y al escepticismo, y demuestran que, a veces, el peor villano es un ser humano con intenciones oscuras, y dispuesto a hacer lo que sea con tal de conseguir lo que quiere.
Y sí, hay elementos de fantasía, magia y detalles sobrenaturales que, si los pensamos desde la lógica, sabemos que no son reales, pero, cuando una película está bien hecha y bien contada, cuando la historia es convincente, lo que pasa es que apaga ese lado lógico y deja que el miedo y la “duda razonable” aumentan la tensión, y el impacto de estas películas. Lo más inquietante es que siempre hay un ser humano detrás de estos rituales, e incluso hay casos reales que no están tan alejados de lo que vemos en el cine.

