Este 28 de agosto se cumplen cinco años desde la muerte de Chadwick Boseman, el actor que dio vida a T’Challa en Black Panther y que, sin saberlo el mundo, libraba una batalla privada contra el cáncer de colon desde 2016. Su fallecimiento en 2020, a los 43 años, sacudió a la industria del cine y a millones de seguidores que lo admiraban por su fuerza, su elegancia y su compromiso con cada papel.

Durante cuatro años, Boseman mantuvo en secreto su diagnóstico. En ese tiempo, filmó siete películas, incluyendo su debut en el Universo Cinematográfico de Marvel, sin dejar que el dolor opacara su entrega artística. Su última actuación en Ma Rainey’s Black Bottom le valió una nominación al Óscar y premios como el Globo de Oro y el SAG, reconocimientos que llegaron después de su partida.
Un legado que no se apaga
La ausencia de Boseman se sintió profundamente en Black Panther: Wakanda Forever, donde su presencia fue homenajeada con respeto y emoción. Marvel también lo recordó en videojuegos y series, como What If…?, donde su voz como T’Challa le ganó un Emmy póstumo en 2021.
Fuera del cine, su impacto continúa. La Universidad de Howard, donde estudió, renombró su facultad de Bellas Artes como Chadwick A. Boseman College of Fine Arts. Cada 28 de agosto, colegas, amigos y fans lo recuerdan como un símbolo de dignidad, talento y resistencia.
Más que un actor, un referente
Boseman no solo interpretó a un superhéroe. Se convirtió en uno. Su trabajo en películas como 42, Get on Up y Marshall mostró su versatilidad, mientras que su papel en Black Panther lo elevó como ícono cultural para generaciones que por primera vez vieron a un héroe negro liderar una franquicia global.
Cinco años después, su luz sigue encendida. Chadwick Boseman no solo dejó películas: dejó una forma de estar en el mundo. Y eso, como su legado, no se olvida.
