Durante la Semana de la Juventud, el Centro Cultural Palatino en Pasto fue escenario de un conversatorio lleno de reflexión y creatividad. El evento giró en torno al muralismo y la territorialidad, destacando el arte como un puente entre los jóvenes y su entorno.
El muralismo se presentó como una herramienta para contar historias, fortalecer la identidad y resignificar espacios urbanos. A través de esta expresión artística, los participantes dialogaron sobre sus raíces, su comunidad y la importancia de visibilizar sus voces.
Además del enfoque artístico, el conversatorio incluyó un espacio dedicado a la salud mental. Se habló sobre el impacto de los estigmas, la necesidad de derribar barreras y la importancia del autocuidado emocional. En un ambiente de respeto, los jóvenes compartieron experiencias, escucharon otras voces y entendieron que pedir ayuda también es un acto de valentía.
Este tipo de espacios permiten unir el arte y el bienestar en un solo lenguaje. Las instituciones culturales de Pasto impulsan iniciativas que reconocen a la juventud como motor de cambio. Al fomentar el diálogo, promueven comunidades más empáticas, conscientes y comprometidas con su territorio.
El evento dejó un mensaje claro: reconectar con el territorio también implica cuidarnos como comunidad. El muralismo no solo decora muros, también expresa emociones, ideas y sueños colectivos.
En Pasto, la juventud habla, pinta, escucha y transforma. El arte se convierte en un vehículo para sanar, crear y construir nuevos significados.

