Julio Morales, asesor.

Nariño y Guatemala se unen por conservar los humedales

La Laguna de La Cocha fue el escenario del encuentro internacional que unió a autoridades ambientales de Nariño y Guatemala en un ejercicio de cooperación orientado al fortalecimiento de la conservación biocultural.

Esta visita técnica permitió compartir experiencias, identificar desafíos comunes y construir soluciones sostenibles con enfoque territorial. La Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Nariño recibió a representantes de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Amatitlán (AMSA) de Guatemala.

Planificación

La delegación intercambió conocimientos sobre ordenamiento ambiental del territorio, manejo forestal, calidad del agua, planificación de cuencas, gobernanza y gestión institucional en ecosistemas estratégicos.

Los participantes reconocieron que tanto la Laguna de La Cocha como el Lago de Amatitlán enfrentan problemáticas similares. Julio Morales, asesor de la Dirección Ejecutiva de Amsa, resaltó la importancia de enriquecer los procesos de recuperación y manejo ambiental.

Jairo Cortés, Secretario de Ambiente y Desarrollo Sostenible, destacó la utilidad de compartir modelos de gobernanza comunitaria y estrategias para la conservación, además de la relevancia de avanzar hacia el reconocimiento internacional del Lago de Amatitlán como humedal Ramsar.

Articulación

Por su parte, Henry Pinzón Benavides, jefe del Santuario de Flora Isla La Corota, subrayó: “el valor del Sistema Departamental de Áreas Protegidas (SIDAP), como instrumento, creado mediante ordenanza departamental en 2019, que permite consolidar esfuerzos comunitarios e institucionales en pro del cuidado ambiental”.

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Este ejercicio de cooperación fortalece la implementación de los programas. La Laguna de La Cocha, declarada humedal Ramsar, se proyecta como un ejemplo de articulación entre comunidades e instituciones para la defensa de la vida.

Este encuentro internacional consolidó lazos de cooperación entre Colombia y Guatemala, proyectando una visión común para el manejo de humedales, el reconocimiento de saberes ancestrales y la defensa del patrimonio natural.

Además, abrió nuevas oportunidades para el diseño de proyectos conjuntos que fortalezcan la resiliencia ambiental y social de las comunidades que habitan estos territorios.