El presidente Gustavo Petro salió al paso de las críticas surgidas por la creación de una “zona binacional de paz y desarrollo” entre Colombia y Venezuela, asegurando que no habrá presencia de tropas extranjeras en territorio colombiano ni de fuerzas nacionales en Venezuela. A través de su cuenta de X, el mandatario afirmó: “Ningún soldado colombiano pasará la frontera hacia Venezuela, ningún soldado venezolano la pasará en dirección a Colombia. Mientras unos buscan el petróleo, nosotros solo queremos que se encuentren las familias y produzcan y puedan vivir bien”.

El pronunciamiento surgió luego de que sectores de la oposición, encabezados por el precandidato presidencial David Luna, cuestionaran los alcances del acuerdo entre ambos gobiernos. Luna advirtió que esta zona binacional podría significar una cesión de soberanía a la administración de Nicolás Maduro, permitiéndole una influencia directa en departamentos colombianos como Norte de Santander, La Guajira y Cesar. “Lo llaman zona binacional de paz y desarrollo, pero en la práctica es un acuerdo opaco, sin control del Congreso, que permite al régimen venezolano influir directamente en la frontera”, escribió en redes sociales.

El acuerdo ha generado preocupación en varios sectores políticos, académicos y sociales, especialmente por los antecedentes de la zona fronteriza, históricamente marcada por el contrabando, el narcotráfico, la minería ilegal, el tráfico de armas y la presencia de grupos armados ilegales. La propuesta de establecer una zona económica y social conjunta ha sido interpretada por algunos como un intento de normalizar relaciones bajo condiciones poco claras en materia de soberanía y seguridad.
Ante estos cuestionamientos, tanto el Ministerio de Defensa como la Cancillería colombiana enfatizaron que cualquier forma de cooperación estará sujeta estrictamente a los marcos legales y constitucionales de cada país, sin permitir el ingreso de fuerzas militares venezolanas a Colombia ni la participación conjunta en operaciones de seguridad. El acuerdo bilateral, según las autoridades, no contempla despliegues armados ni compromisos de tipo militar, sino que busca fomentar el bienestar de las comunidades a ambos lados de la frontera.
Fuentes del Ministerio de Comercio, involucradas en el diseño del memorando, indicaron que el enfoque está centrado en el impulso productivo, el intercambio legal y la creación de condiciones de vida dignas para los habitantes de la región, afectados durante años por el cierre de fronteras, el deterioro diplomático y la ausencia estatal. Recalcaron que no se trata de una cesión de soberanía, sino de un mecanismo de integración para reactivar el comercio y favorecer la convivencia fronteriza.
En el Catatumbo, región clave dentro de la frontera colombo-venezolana, líderes locales y organizaciones sociales han expresado tanto esperanza como escepticismo. Si bien algunos sectores productivos consideran que la zona binacional puede abrir oportunidades de inversión y empleo, otros advierten que sin presencia efectiva del Estado y sin garantías para los derechos humanos, el acuerdo podría derivar en el fortalecimiento de actores ilegales.
Pese a la controversia, el Gobierno colombiano defiende la iniciativa como un paso hacia la estabilización y el desarrollo de una zona históricamente marginada, subrayando que cualquier coordinación en materia de defensa continuará siendo competencia exclusiva de las instituciones nacionales. La reapertura de relaciones diplomáticas con Venezuela, luego de años de tensiones, abre una nueva etapa de diálogo que, según el Ejecutivo, estará marcada por el respeto mutuo, la no injerencia y la promoción de paz duradera en la frontera.

