El profesor Iván Andrés Delgado Vargas ingeniero agroforestal, docente e investigador de la Universidad de Nariño, es mucho más que un académico: es un puente entre la ciencia y el conocimiento campesino, entre el aula universitaria y las fincas de nuestros abuelos.
Desde su rol en el grupo de investigación PIFIL, coordina la línea de “especies promisorias”, donde ha liderado proyectos sobre agroforestería, cambio climático, biodiversidad productiva y saberes locales. Su trabajo no se queda en los laboratorios ni en revistas científicas indexadas, aunque las tiene, y muchas.
En su libro Árboles, conocimiento local en Morasurco, coescrito con comunidades rurales, recoge relatos, nombres en lengua materna, y usos ancestrales de especies como el arrayán, la chilca o el capulí. Es también autor de investigaciones sobre el carbono del suelo en cafetales, estudios de agrobiodiversidad y artículos que han llegado hasta lectores de Alemania y Costa Rica.
Pero quizás lo que lo hace verdaderamente especial es su convicción de que el futuro rural se construye desde la dignidad del saber campesino. En tiempos donde el desarrollo suele venir impuesto, Iván propone escuchar primero. Y sembrar después.
Iván Delgado ha caminado vereda por vereda documentando con respeto las prácticas de los mayores, entendiendo que sembrar no es solo un acto agrícola, sino un acto de memoria.

