El municipio de La Florida, en Nariño, será el escenario de una jornada única el 2 y 3 de agosto. Bajo el lema ‘Volcán Galeras: Cultura viva por los derechos’, el evento busca visibilizar los efectos sociales, económicos y culturales que ha provocado la prolongada declaración del Galeras como Zona de Amenaza Volcánica Alta (Zava).
Esta situación, que ha perdurado por más de 20 años, ha implicado restricciones severas para las comunidades de la región, limitando el desarrollo local y debilitando su derecho a habitar y mantener sus territorios ancestrales.
Resistencia
El evento, que se desarrolla como una acción simbólica de resistencia y afirmación territorial, tiene como objetivo principal fortalecer el tejido social a través del arte, la memoria colectiva y la participación activa. Las comunidades locales se han visto obligadas a adaptarse a las restricciones impuestas por la Zava, pero el evento busca que su voz sea escuchada, reivindicando su derecho a vivir en el territorio que han habitado durante generaciones.
La programación, que estará a cargo de la Casa de la Cultura de La Florida, bajo la dirección de Alexander Enríquez, contará con una variada agenda que incluirá actos protocolarios, asesorías jurídicas y sociales, mingas de pensamiento, exposiciones artísticas, desfiles culturales y conversatorios con expertos en temas de medio ambiente, derechos humanos y gestión del riesgo.
Llamado
Además, el evento resalta un llamado urgente al Estado para revisar sus políticas sobre las zonas de amenaza volcánica, promoviendo enfoques diferenciales que no solo prioricen la prevención del riesgo, sino que también reconozcan la voz de las comunidades y su derecho a seguir habitando y desarrollando sus territorios.
La jornada también será un espacio de encuentro para que la comunidad de Pasto, La Florida y el resto de Nariño se unan a este proceso de resistencia cultural y territorial. Desde el pie del Galeras, las comunidades han levantado su voz con fuerza, reafirmando su identidad.
Con esta invitación, se espera que la participación de la ciudadanía impulse un cambio de perspectiva sobre las políticas públicas en zonas de alto riesgo, abriendo el camino hacia una convivencia más equilibrada entre las comunidades y el medio ambiente.

