Sin rastro de soldado de Consacá secuestrado en zona de Cúcuta

La angustia parece no tener fin para la familia de Yimer Andrés Coral Gómez, soldado profesional oriundo del municipio de Consacá (Nariño), quien fue secuestrado hace casi cuatro meses en un hecho violento ocurrido en la ciudad de Cúcuta, Norte de Santander. Desde entonces, su paradero es desconocido y la única señal de vida ha sido una prueba de supervivencia entregada semanas después de su retención.

Según versiones preliminares, el soldado fue interceptado por hombres armados que se movilizaban en motocicletas, presuntamente pertenecientes al grupo guerrillero ELN, mientras cumplía con labores asignadas en el marco de sus funciones como miembro del Ejército Nacional. La acción fue rápida y violenta, generando confusión entre sus compañeros y provocando una reacción inmediata de las autoridades militares.

Rescate

Sin embargo, a pesar de los operativos de búsqueda y rescate desplegados por las Fuerzas Militares en la zona, no se ha logrado establecer con certeza su paradero ni identificar de manera oficial a los responsables del secuestro. La situación ha desatado una ola de preocupación no solo en su entorno familiar, sino también entre los habitantes de Consacá, su tierra natal, donde se ha realizado una serie de manifestaciones pacíficas y cadenas de oración clamando por su regreso con vida.

“Hasta hoy no tenemos ninguna certeza. Solo nos llegó una prueba de que está vivo, pero nada más. Nos sentimos abandonados. Queremos que el gobierno actúe con mayor contundencia”, expresó uno de sus familiares directos en medio de lágrimas y desesperación.

La comunidad de Consacá, ubicada en el suroccidente del departamento de Nariño, se ha unido en solidaridad con la familia Coral Gómez. Escuelas, iglesias y organizaciones sociales han alzado su voz a través de redes sociales, pancartas y campañas digitales bajo el lema #LiberenAYimer, exigiendo respuestas claras y una acción decidida del Gobierno Nacional y de los organismos internacionales de derechos humanos.

El caso del soldado Coral Gómez vuelve a poner sobre la mesa la vulnerabilidad de los uniformados en regiones con fuerte presencia de actores armados ilegales, así como la deuda del Estado con las familias que, día a día, esperan noticias de sus seres queridos secuestrados. Mientras tanto, en Consacá, una madre sigue esperando a su hijo con la puerta abierta. “Nosotros solo queremos que vuelva. Es un hijo, un hermano, un joven lleno de sueños que no merece estar en manos de criminales”, concluyó entre sollozos un familiar cercano.