MORDAZA, SOLO PARA UNOS

Nos piden bajarle el tono cuando hablamos porque podemos estar llamando a actuar de manera violenta. Pero ¿a que hacen referencia con la palabra tono los que ven en el uso del lenguaje no un medio de comunicación si no un mecanismo útil para caldear los ánimos? Porque bajarle el tono desde la sola producción de la voz como sonido debería entenderse como el no elevar el sonido de las palabras, dirigirse al otro sin tener que tensionar las cuerdas bucales. Ahora si es eso lo que piden entonces los primeros que deberían atender este pedido serian los narradores deportivos, conocidos por ser los cantantes del goool. Y es que cabalmente con el propósito de encender los ánimos de todos aquellos que los escuchan lo hacen. Una muestra clara de ello es la reacción de los seguidores de cualquiera de los equipos en contienda cuando la anotación es en contra o a favor, pues casos se han dado de cuando casi que al unísono de la voz desgarrada de quien relata el remate de la jugada, literalmente las tribunas se han venido abajo vencidas por el peso de la celebración o de la pataleta indignada, o por la celebración de unos y el rechazo indignado de los otros. Así entendido el porqué del grado del tono de la voz depende el proceder de los escuchas y locutores se debe de aceptar el no gritar allí, cuando con tono mesurado bien se puede evitar la irritación de aquel a quien nos dirigimos.

Tono también se entiende por la manera de como empleamos el lenguaje para mediante ella transmitir un mensaje que puede ser oral o escrito. Es el énfasis puesto   ahí donde se desea connotar o denotar un significado especial. Si es mediante la escritura se recurre al subrayado, al uso de negrilla o de guiones, paréntesis o comillas. Las pausas largas o cortas entre uno y otro vocablo, el acomodo de ciertas expresiones en el lugar de la oración donde se requiere llamar la atención, sin que sea consecuencia de un error involuntario y si una provocación. Cuando así sucede entonces el tono de como se dice algo pasa a ser la identificación del autor del texto, el estilo. Para entender esta definición de tono y del porque se puede generar reacciones inesperadas en los receptores de los mensajes basta con ir a los poemas de don Francisco de Quevedo y Villegas quien sostuvo, hasta cuando pudo mantenerse respirando, una pendencia con el otro gran poeta del barroco español, don Luis de Góngora y Argote, además de con el poeta francés Cyrano de Bergerac, reconocido en ese entonces por no solo saber blandir versos sino que con mejor maestría  el sable ya que era soldado. A él Quevedo le dedico el poema “a una nariz” para resaltar su gran tamaño mientras que a Góngora le decía para rematar un soneto dedicado a él: “Peor es tu cabeza que mi[s] p[i]es”. Y claro que de los dos también Quevedo obtuvo la correspondiente repuesta. Góngora hizo referencia en un verso a los pies deformes del poeta llamándolos “pies de elegía” mientras que Cyrano lo reta a sostener un duelo.

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¿Quiénes y por qué piden bajarle el tono a lo que se dice? Llama la atención que la solicitud la hagan los mismos que mandan a estudiar a los jóvenes que protestan llamándolos vagos, unidos a los que madrugan a editorializar en contra del gobierno, sin olvidar colgarle primero el sambenito de guerrillero y de soslayo el de drogadicto y todo acto finamente buscado para que cierta audiencia timorata pueda calificar de inmoral. Seguros en su poder se abrogan el de derecho a estigmatizar, pero cuando se les responde con la verdad entonces salen a exigir silencio.