NO MÁS AGRESIVIDAD POLÍTICA

La primera Marcha del Silencio se realizó en Bogotá el 7 de febrero de 1948, o sea hace 73 años, convocada por el caudillo liberal, Jorge Eliécer Gaitán para pedir que cesara la violencia política, en la que conservadores y liberales se estaban matando en los campos y ciudades colombianas.

La más reciente, luego de muchas otras, incluida la que se hizo luego del asesinato del candidato a la presidencia de la República, Luis Carlos Galán, se hizo el pasado domingo, también para pedir, como lo hizo Gaitán dos meses antes de su asesinato, no más violencia política verbal y ahora física, con el atentado del que fue víctima el 7 de junio, el senador y precandidato a la presidencia de la República, Miguel Uribe Turbay.

Entonces, hoy con mucho dolor debemos decir que más de 7 décadas después, las cosas no han cambiado y la violencia nos sigue azotando de manera inclemente en la mayoría de las regiones del país, ahora con el agravante de volver a tiempos que creíamos superados, en los que los aspirantes políticos se pusieron en la mira de los gestores de la violencia.

Quisiéramos que hubiera más marchas del silencio. Pero no como las que se han hecho en estos 73 años, todas ellas para lamentar el asesinato de nuestros lideres políticos. Nuestro anhelo, es que la Marcha del Silencio del pasado 15 de junio, sea la última que se haga en Colombia, para lamentar un hecho doloroso como el atentado criminal contra el congresista y precandidato presidencial.

Por ello, nuestro mayor deseo en estos instantes tan amargos para el país es que la próxima Marcha del Silencio, tenga como motivo un hecho bueno, positivo, que sea una excelente noticia para Colombia.

En primera instancia queremos que algo de tanto significado para nuestro país, no sea tomado como una herramienta para hacer política, para politiquear, mejor dicho. Nuestra esperanza es que, en la próxima Marcha del Silencio, los colombianos celebremos el cese de los improperios, agravios e insultos, entre la clase política, lo que hoy tiene polarizada a nuestra Nación.

Nos parece bien que luego del trágico hecho que en estos instantes tiene entre la vida y la muerte al senador y preaspirante a la presidencia de la República, Miguel Uribe, de parte y parte se hayan bajado los tonos de voz, para darle paso a la tolerancia e intentos de concertación, en momentos en que ya nos encontramos en plenas campañas políticas, las cuales  no comenzaron de la mejor forma, puesto que la mayoría de los partidos y movimientos contendientes, están enarbolando las banderas de la agresión, con los alarmantes resultados que hoy estamos viendo.

Sectarismo es una palabra que nunca nos ha gustado en el ejercicio de la política, pero lamentablemente parece ser que estamos volviendo a esos tiempos de rencor y odio, que le abrieron la puerta a una de las más nefastas etapas de la historia colombiana, como fue la época de la violencia, que ensangrentó los campos colombianos.

Ayer miles de colombianos en diferentes regiones de Colombia, pedimos en el marco de la marcha,  que la paz y la tolerancia entre los diferentes partidos, movimientos políticos y candidatos, sea el común denominador en los importantes procesos políticos que se avecinan, como lo son las elecciones legislativas, para el Congreso de la República, Senado y Cámara de Representantes del 8 de marzo de 2026 y los comicios presidenciales del 31 de mayo del mismo año, con la esperanza que hay tiempo para recomponer el camino.