Aníbal Arévalo Rosero

Memorias de un carnaval

Por: Aníbal Arévalo Rosero

El Carnaval de Negros y Blancos de Pasto tiene unas profundas raíces en sus antecedentes históricos. En esta zona de lo que hoy es el departamento de Nariño habitaron comunidades quillacingas y pastos, unas comunidades agrarias que hacían rituales para rendirle culto a sus deidades. Los quillacingas hacían rituales a la luna (la quilla), pero también realizaban sus ceremonias al sol para pedirle abundancia en sus cultivos. Junto con los ritos católicos españoles se dieron formas de sincretismo religioso, que aún se sigue practicando.

Además, Pasto es un punto de confluencia andina, pacífica y amazónica que permite el cruce de caminos, donde confluyen culturas que dan origen al vigor de una estirpe que lleva en su ser las habilidades de las artes, las artesanías y los sueños de papel.

Los referentes más antiquísimos del origen del Carnaval se encuentran en 1607 cuando se produce un levantamiento de esclavos en Remedios, Antioquia, en las explotaciones mineras, donde los africanos y afrodescendientes eran sometidos a trabajos forzados. Los esclavos se rebelaron, se escaparon y se refugiaron en palenques. Las autoridades coloniales temían una escalada de violencia y pérdida del control sobre la población esclava.

El levantamiento en Remedios no fue un hecho aislado, sino que se enmarca en un contexto más amplio de resistencia esclava en el Nuevo Reino de Granada. El pánico se extiende al Gran Cauca, territorio que daba cobertura al actual Nariño con Pasto, su capital. Las autoridades coloniales buscan la manera de sofocar la rebelión o buscar una negociación con los cimarrones. Las autoridades coloniales deciden declarar un día de asueto para los negros; se decreta el día cinco de enero, en honor al rey negro. Es en la ciudad de Popayán donde se da inicio a la celebración; los negros salen con sus tamboras a celebrar con música africana y deciden pintar a la población blanca y mestiza de negro. Se extiende por toda la región la celebración. Será en la ciudad de Pasto donde tome más fuerza a pesar de la escaza población negra. El historiador José María Cordobéz Moure refiere que en 1845 ya se pintaba en Pasto.

La costumbre del juego con el talco nace en 1912, cuando un grupo de sastres que trabajaban en la acreditada sastrería de don Ángel Zarama, entre ellos Ángel María López y Maximiliano Erazo, quienes habían salido a celebrar el día de negros; habiéndose tomado unos tragos, deciden ir al acostumbrado remate a la casa de citas de las hermanas Roby, ubicada en la calle Real. Ya en la madrugada una de las Roby se acicalaba para asistir a la misa de Reyes, hacía uso de una polvera francesa. Es cuando uno de los cortadores le pide permiso para usar la polvera y echarles polvos a sus compañeros; broma que continuaron jugando en la calle con los transeúntes que habían salido a misa de Reyes en San Juan Bautista. Momento en el que gritan: ¡Viva el día de negros y viva el día de blancos!

En 1926 son los estudiantes de la Universidad de Nariño y los estudiantes mayores de bachillerato quienes organizan los festejos de Reyes con la elección de Romelia Martínez como reina de los estudiantes. A su vez sacan carros alegóricos o carros vestidos, acompañados de murgas, comparas, disfraces. Este es el punto de partida del Carnaval de Negros y Blancos. Diríamos que el nacimiento del Carnaval moderno de Pasto surge en este momento. Es el mayor referente que tenemos como carnaval o mascarada. Lo que antecedió no tenía forma de carnaval sino de juego, y sin desfiles.

En 1927 se organiza el primer carnaval con programa, y en él se nombra a Rosa Elvira Navarrete Paredes como reina del Carnaval de la Alegría; se denomina Rosa Elvira Primera.

Emulando a las fiestas del arte y la cultura de Bogotá de la Federación Nacional de Estudiantes, se vive en Pasto al mejor estilo de la región; el festejo con reina y un personaje conocido como Pericles, que se consagró para para el Carnaval de Pasto como el ‘mandamás’, un prototipo de alcalde de las fiestas que se encarga de dar la orden de que el pueblo se puede divertir sin límite. El mandato ordena romper los protocolos y las formalidades. Pericles Carnaval, surgido en 1932, es una creación de los estudiantes de Bogotá, quizá emulando a un orador, poeta y político de la antigua Atenas con ese nombre.