En un hecho que vuelve a estremecer a la comunidad tumaqueña, el cuerpo sin vida de Segundo Tiberio Domínguez, pescador artesanal de larga trayectoria, fue encontrado en las últimas horas por sus propios familiares. El hallazgo ocurrió dentro de su canoa, en la zona de los manglares de las llamadas “Islas de los Nidos de los Pájaros”, en la Bahía Interna de Tumaco, al frente de la isla principal del municipio.
Segundo Tiberio había salido, como cada día, a realizar su faena de pesca artesanal en aguas del Pacífico colombiano. Según relatan sus familiares, partió muy temprano en la mañana del sábado, como era su costumbre, pero al caer la tarde no regresó a su vivienda, lo que encendió las alarmas entre sus seres queridos.
La preocupación creció con las horas, y ante la falta de noticias, su familia inició una búsqueda por su cuenta. Finalmente, lograron ubicar la canoa con el cuerpo del pescador en su interior, a la deriva cerca de los manglares, en una zona de difícil acceso y escasa visibilidad.
Debido a la hora del hallazgo y a las condiciones climáticas, los familiares optaron por esperar los primeros rayos del sol del pasado domingo para realizar el traslado del cuerpo hasta el Muelle Flotante del sector de La Tanguera, ubicado en la Comuna 3 de la Ciudad Puerto. Allí, agentes del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía realizaron la inspección técnica del cadáver.
El resultado de la primera inspección fue estremecedor: el cuerpo presentaba múltiples impactos de bala en el abdomen, descartando cualquier hipótesis inicial de accidente o muerte natural. La escena evidenció un acto de violencia directa, lo que convierte el caso en un homicidio que ahora está bajo investigación judicial.
Segundo Tiberio Domínguez era conocido en Tumaco como un hombre humilde, dedicado a la pesca artesanal desde joven. Su muerte ha generado consternación en el gremio de pescadores, que día tras día enfrentan no solo las inclemencias del clima y el mar abierto, sino también la creciente inseguridad en los territorios rurales y costeros.
“Era una persona tranquila, respetada, un padre de familia que se dedicaba a su trabajo. No se metía con nadie”, relatan vecinos de su comunidad, aún incrédulos ante la violencia con la que fue arrebatada su vida.
El crimen de Segundo Tiberio pone nuevamente en evidencia la vulnerabilidad en la que viven y trabajan cientos de pescadores y recolectores en Tumaco, quienes a diario arriesgan su vida en zonas donde la presencia del Estado es limitada, y los grupos armados o redes delictivas operan sin control claro.

