RICARDO SARASTY

EL FIN Y LOS MEDIOS

Por: Ricardo Sarasty

La canción cantada por Roberto Carlos habla de una persona que quisiera tener un millón de amigos para así más fuerte poder cantar, y quizá sea por ese deseo explicito que este canto en su momento se haya convertido en casi un himno, otro himno a la paz. Es que la historia a lo largo y ancho de toda la humanidad parece ser un solo canto épico que narra solo batallas gloriosas entre derrotas estrepitosas. Una epopeya hecha para engrandecer a los que, con fuerza, sin miedos y con mucho rencor han empuñado desde hachas de piedra hasta lanza misiles con el solo propósito de, cuando no se ha podido avasallarlo, acabar con el adversario, opositor, contrario. porque el propósito último de toda guerra siempre ha sido y será llevarse por delante al que compite por lo mismo o por eso que se advierte que puede ser mejor y desde cada lado de los que lo ambicionan se cree que debe ser para ellos porque lo merecen por ser más fuertes, mas inteligentes, más hábiles, mas puros y, sí, hasta más benditos.

Bueno fuese que cada uno de los habitantes de una ciudad, de cualquier poblado, pudiera decir que tiene un millón de amigos con certeza, así no sea para cantar más fuerte, tan solo para poder contarlos aquí y allá, con la seguridad, ésta si verdadera seguridad, de poder estrecharles las manos. Pero nunca ha sido posible lograr vivir de esta manera más allá de cortos periodos de tiempo. Como si fuese el resultado, más que del desear vivir en paz, pareciera ser el de descansar de la fatiga producida en el cuerpo de los guerreros por las batallas, mientras el alma de los que han tenido que cargar los muertos y soportas sobre las espaldas el peso de los escombros trata de reacomodarse al nuevo paisaje que se levanta sobre los cementerios. En el mismo canto también se expresa el deseo de creer en la paz del futuro, pero como se entiende en la canción tan solo es una ansiedad producto del hartazgo y la desolación como resultado o de las guerras que enfrentan a las naciones conduciendo hacia el campo del combate a hombres y mujeres que nunca se conocieron y aun así deben de matarse. O de las disputas internas entre la militancia de un partido, grupos étnicos, clases sociales, sectas religiosas y grupos organizados para identificarse por su género, que obliga a señalar al que no está al lado mío como enemigo asía sea al hasta ayer buen vecino.

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Maquiavelo aprende de su investigación sobre las diversas maneras de como más acceder al poder como príncipe o tirano, que la guerra es un elemento con el cual se debe de contar en el ejercicio de la política porque debe ser vista como un mecanismo sin el cual no es posible la construcción y mantenimiento del poder. Ahondar en el estudio de los caminos que terminan ahí donde se ejerce el gobierno, le permite a Maquiavelo entender por qué la guerra externa o interna no es un acontecimiento excepcional, sino una actividad propia de la naturaleza humana y de sus relaciones con el poder. Por lo que aquello de querer contar con un millón de amigos, aunque sea para cantar, no es posible en la realidad si se advierte que cualquiera, donde sea, cuando quiera más que buscar la empatía siempre estará atento a la oportunidad que le dé el pretexto para estigmatizar a los que no piensan como él, no comparten sus gustos ni quieren apoyarlo en sus pretensiones. Ese afán de poder ver a los hijos sonriendo libres, no será más que eso y ante esta cruda verdad solo queda el deber de no ser indiferentes.  ricardosarasty32@hotmail.com