Folclor nariñense sigue vivo con Proyección Folclórica Nuestra Herencia

En medio del color, la música andina y el calor de la comunidad, la agrupación Proyección Folclórica Nuestra Herencia, oriunda del corregimiento de Catambuco, demostró que el folclor nariñense no solo sigue vivo, sino que continúa fortaleciéndose como un símbolo de identidad regional. Con una presentación impecable, que fusionó tradición, técnica y sentimiento, el grupo conquistó el primer lugar en el Concurso de Danza en honor a Nuestra Señora de Lourdes, evento que año tras año reúne a lo más destacado del arte popular del sur de Colombia.

Esta victoria, sin embargo, va mucho más allá de un premio. Representa la vigencia de una herencia cultural que se niega a ser olvidada. En cada paso de baile, en cada nota musical, en cada expresión corporal, se manifestó la historia viva de los pueblos nariñenses, marcada por la resistencia, el mestizaje y la fuerza de sus raíces.

Tierra de tradiciones

Catambuco, corregimiento ubicado al sur de Pasto, ha sido históricamente un territorio fértil para la expresión artística y cultural. Desde sus fiestas tradicionales hasta los talleres comunitarios de danza y música, el arte es parte esencial del tejido social. Es en este entorno donde nace y crece Proyección Folclórica Nuestra Herencia, una agrupación conformada por jóvenes que, lejos de dejarse llevar por la globalización o el olvido cultural, han decidido abrazar con orgullo el legado de sus ancestros.

La agrupación ha construido su camino a través de la investigación de las danzas tradicionales nariñenses, el trabajo colectivo y el aprendizaje intergeneracional. Maestros, padres, abuelos y líderes culturales han contribuido a que los integrantes no solo aprendan pasos, sino que comprendan el significado profundo de cada coreografía, vestuario y melodía. Así, la danza se convierte en una escuela de vida, en una forma de entender quiénes somos y de dónde venimos.

Una puesta en escena

Durante su presentación en el Concurso de Danza, los integrantes de Nuestra Herencia lograron una conexión genuina con el público. El vestuario colorido, el ritmo firme de los zapateos y las expresiones llenas de emoción no fueron simples elementos estéticos, sino una declaración cultural: el folclor no es una reliquia, es una forma de vida.

El jurado destacó la autenticidad, la sincronía y el respeto por las raíces culturales de la agrupación, subrayando cómo su propuesta artística mantiene vivo el legado de los pueblos del altiplano nariñense. La música de tambores, quenas y charangos acompañó danzas que evocan la vida campesina, las fiestas patronales y los rituales ancestrales que aún forman parte del imaginario colectivo de la región.

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Los miembros de Proyección Folclórica Nuestra Herencia son jóvenes entre los 14 y los 25 años que, además de estudiar o trabajar, dedican horas de su semana a ensayar, crear y compartir su amor por el folclor. Sus nombres —Santiago Timaran, Anthony Tupaz, Lizeth Timaran, Erika Eraso, Daniela Gutiérrez, Karen Ayala, Gloria Tupaz, Loly Caicedo, Karen Narváez, Daniela Timaran, Felipe Maigual y Juan José Timaran— ya resuenan como símbolos de una juventud consciente de la importancia de su historia y de su territorio.

Para muchos de ellos, la danza ha sido también una vía de transformación personal. A través del arte, han aprendido valores como la disciplina, el respeto por la diversidad cultural, la solidaridad y el trabajo en equipo. Su proceso es un ejemplo de cómo la cultura puede convertirse en una herramienta de desarrollo humano y social. El Concurso de Danza en honor a Nuestra Señora de Lourdes no solo celebra la devoción religiosa, sino que también se ha consolidado como un espacio de encuentro cultural. Allí convergen agrupaciones de distintos municipios y corregimientos, todas unidas por el deseo de mostrar el corazón de sus territorios a través del folclor. Cada edición del evento es una manifestación viva de la identidad nariñense, que se reinventa sin perder su esencia.