Rafael Orozco: silencio y misterio

Este martes se cumplen 33 años del asesinato de Rafael Orozco Maestre, el inolvidable cantante vallenato conocido como El Ídolo, cuya muerte aún está rodeada de misterios, impunidad y silencios. La noche del 11 de junio de 1992, Orozco fue asesinado frente a su vivienda en el barrio Villa Santos, en Barranquilla, en un crimen que marcó para siempre la historia de la música popular colombiana.

Dos sicarios lo atacaron a quemarropa mientras hablaba con dos conocidos músicos, miembros de la agrupación de Diomedes Díaz. Le dispararon en nueve ocasiones. Orozco, de 38 años, murió minutos después en un centro médico. En su casa se realizaba una fiesta infantil organizada por sus hijas para celebrar el fin del año escolar.

El triángulo amoroso que habría desencadenado el crimen

La hipótesis más fuerte del caso señala que el asesinato fue motivado por un triángulo amoroso entre Rafael Orozco, María Angélica Navarro Ogliastri (exesposa del político Armando Benedetti) y José Reinaldo “El Nano” Fiallo Jácome, un narcotraficante del cartel del Norte del Valle. Orozco habría sostenido una relación sentimental con Navarro, quien en ese momento era pareja de Fiallo, lo que desencadenó una reacción violenta.

El Juzgado Cuarto Penal del Circuito de Barranquilla concluyó en 1998 que el homicida fue Sergio González Torres, escolta de Fiallo. La Fiscalía presentó como pruebas clave un informe balístico que vinculaba el arma homicida con el entorno del narcotraficante, y una carta del preso Mario Alzate Urquijo, quien afirmaba que Fiallo había ordenado el crimen con respaldo de su organización.

Una cadena de muertes y desapariciones

La investigación del asesinato de Orozco se ha visto empañada por una serie de muertes y desapariciones de testigos clave. Entre ellos:

  • Víctor Herrera Ortega, celador que presenció el crimen, desapareció tras declarar.
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  • Alfonso Ariza de la Hoz y Francisco Javier Corena, presentes en el lugar del asesinato, también desaparecieron tras rendir testimonio.
  • Orby Campo Valdeblánquez, presunto autor material, fue asesinado en 1993.
  • Sergio González y “El Nano” Fiallo fueron ejecutados en Medellín meses después del crimen.
  • El fiscal Jorge Paternostro, encargado del caso, murió ahogado en circunstancias sospechosas.
  • Juancho Rois, reconocido acordeonero, y el periodista Fabio Poveda Márquez, ambos cercanos a Orozco y participantes en la investigación, también fallecieron poco tiempo después.

Impunidad y legado

A pesar de las revelaciones y decisiones judiciales, ninguna condena ejemplar ha sido dictada y el caso continúa rodeado de incertidumbre. La figura de Rafael Orozco sigue siendo un ícono del vallenato, y su muerte representa una herida abierta en la memoria colectiva del país.

Su legado musical permanece vivo en canciones como “Solo para ti”, “Reina de mi alma” y “Me lleva el alma”, himnos del folclor colombiano que, año tras año, renuevan el luto por una estrella apagada en el auge de su carrera.