El municipio de Linares, en el departamento de Nariño, fue escenario de un nuevo episodio de violencia que ha conmocionado a sus habitantes. En menos de 24 horas, dos personas fueron asesinadas en distintos sectores rurales, dejando una estela de dolor e incertidumbre en la comunidad.
La primera víctima fue identificada como Brayan Arles Lora Rosero, de 31 años. El hecho ocurrió en la vereda Alto de Aranda. Según versiones preliminares, el hombre fue interceptado por desconocidos que le propinaron al menos siete disparos, acabando con su vida de forma inmediata. Las autoridades aún no han revelado detalles sobre los posibles móviles del crimen.
A balazos
Tan solo horas después, otro hecho violento sacudió a la población. En la vereda Llanogrande fue asesinado Aquiles Vallejos, reconocido líder social y mototaxista de la zona. Vallejos era una figura muy cercana a las comunidades rurales y había participado activamente en procesos sociales y de defensa del territorio. Su asesinato, cometido con al menos diez impactos de bala, ha generado profundo rechazo y temor en la región.
Líderes comunitarios y habitantes del municipio han alzado la voz para exigir la intervención urgente del Estado. “No podemos seguir contando muertos mientras el Estado permanece ausente. Hoy perdemos no solo a un líder, sino a una parte vital de nuestra comunidad”, expresó un representante de una organización local de derechos humanos que prefirió mantener el anonimato por seguridad.
Preocupación
Hasta el momento, no hay información oficial que relacione directamente ambos asesinatos, pero la cercanía temporal y geográfica de los hechos ha generado preocupación entre la ciudadanía. Organizaciones sociales y defensores de derechos humanos han pedido al Gobierno Nacional y a las autoridades competentes que se investigue con celeridad y se garantice protección a las comunidades rurales.
Linares, como muchas otras zonas del departamento de Nariño, enfrenta una compleja situación de seguridad marcada por la presencia de grupos armados ilegales, economías ilícitas y una limitada presencia institucional. Esta doble tragedia pone nuevamente en evidencia la vulnerabilidad en la que se encuentran quienes habitan y defienden la vida en estos territorios. Mientras se espera un pronunciamiento oficial de la Policía y la Fiscalía General de la Nación, la comunidad de Linares continúa entre la tristeza y la indignación, pidiendo justicia y clamando por un futuro donde la vida no siga siendo el precio de la indiferencia.

