Luis Eduardo Solarte.

EL RECLUTAMIENTO DE MENORES

Por: Luis Eduardo Solarte Pastás

Desde la firma del Acuerdo de Paz durante el gobierno presidencial de Juan Manuel Santos, ha habido denuncias sobre el reclutamiento forzado de niños y niñas en ciertas zonas del país, donde se ha establecido una presencia permanente de grupos armados residuales y de grupos delincuenciales organizados.

Existe amplia documentación sobre los menores como protagonistas olvidados en el conflicto colombiano, en el cual han participado  portando armas, ejecutando misiones de transporte, labores de inteligencia, contrabando y ocupando cargos en las estructuras criminales, aunque al mismo tiempo han sido víctimas de abusos personales y sexuales.

La Sala de Reconocimiento de Verdad, de Responsabilidad y de Determinación de los Hechos y Conductas de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), ha iniciado las averiguaciones sobre el delito del reclutamiento forzado de menores – un delito de lesa humanidad – y ha llamado a versiones voluntarias a los exlíderes de las FARC, muchos de los cuales ocupan curules en el Congreso.

Sin embargo, como ya se ha vuelto una costumbre, los excomandantes subversivos posan de “ángeles y querubines”,  negando  el reclutamiento forzado y en diferentes declaraciones rechazan las acusaciones de que en las filas guerrilleras existiera una política de incorporación de menores.

Así, los exjefes guerrilleros insisten con cierto cinismo,  en que la vinculación de niños, niñas y adolescentes se presentaba bajo términos de voluntariedad, lo cual ha sido interpretado como un intento de disminución de la responsabilidad frente al reclutamiento como tal para no hacerse merecedores a cualquier tipo de sanción penal.

Pero lo cierto de todo es que  existen pruebas presentadas ante la JEP tanto de jornadas de reclutamiento masivo organizadas por la guerrilla como de visitas a casas, en donde  exigían una cuota de menores para las filas,  situación ésta que generó  el desplazamiento de familias enteras que se opusieron al reclutamiento de sus hijos.

Aquí en Colombia el reclutamiento de menores se ha vuelto sistemático y calculado. En este texto se señala que este reclutamiento se da primordialmente en espacios de socialización donde los niños, niñas y adolescentes construyen su cotidianidad como es en las escuelas, los parques, los centros culturales, deportivos y los barrios donde viven.

Sobre el particular cabe manifestar que es preocupante que las últimas alertas de la Defensoría del Pueblo indiquen que regiones como Guaviare, Putumayo, Nariño, Norte de Santander, Chocó y Antioquia, se hayan convertido,  en las zonas más asediadas por los grupos ilegales para llevarse menores de edad a sus filas.

Por ello, ante este desolador panorama de guerra, en que los niños, niñas y adolescentes adquieren el rol de víctimas y victimarios, el Estado tiene que orientar  sus esfuerzos en protegerlos de las amenazas a que están expuestos por los grupos al margen de la ley, de lo contrario si van continuar convirtiéndose en “máquinas de guerra”. 

De todas maneras, hay que ver si las políticas del actual gobierno orientadas a proteger a los menores sobre el reclutamiento, dan resultados. Y que ojalá no sean otro sofisma de distracción con miras al proceso político que se avecina, en donde las falsas promesas parece que se están volviendo un pan de cada día.

solarpastas@hotmail.com