En Ecuador decretan tres días de duelo por muerte de militares

El gobierno ecuatoriano insiste en atribuir la muerte de once miembros de su ejército a una acción de grupos armados ilegales que operan en Colombia y que durante el fin de semana incursionaron en su territorio.

El Ejército ecuatoriano  dijo haber desplegó a 80 soldados de la Brigada de Selva 19 Napo en helicópteros hacia varios puntos de esa zona selvática, donde operan campamentos ilegales de extracción de oro. Uno de los equipos fue atacado con explosivos, granadas y armas de fuego. 11 unidades resultaron muertas y este domingo se les rindieron honores y luego fueron sepultados.

Las Fuerzas Armadas insisten que el ataque fue perpetrado por el grupo Comandos de la Frontera, disidente de las antiguas FARC que operan en territorio colombiano. Sin embargo, esa organización negó su participación. Lo hizo a través de un comunicado que fue difundido por medios colombianos. Su autenticidad aún está en proceso de verificación.

En el mensaje, los Comandos de la Frontera afirman no operar en territorio ecuatoriano y sugieren que bandas delictivas locales como Los Choneros, Los Lobos o Los Tiguerones podrían estar detrás del crimen.

El presidente Daniel Noboa decretó tres días de luto nacional y reconoció a los militares caídos como héroes. Prometió que se encontrará a los responsables y que no descansará hasta que sea haga justicia.

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“Acabaremos con los responsables”, escribió Noboa en sus redes. Las Fuerzas Armadas también ratificaron su compromiso de justicia en memoria de los caídos.

En Colombia, entre tanto, el  Ministro de la Defensa, Pedro Sánchez, condenó el ataque y responsabilizó directamente a los Comandos de la Frontera.

La Embajada de Estados Unidos en Ecuador también expresó su rechazo y reiteró su apoyo al país en la lucha contra el crimen organizado.

Desde 2019, casi 1 500 hectáreas de bosque amazónico en la zona del río Punino han sido devastadas por actividades mineras ilegales, según el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP).

Este tipo de extracción ilegal de minerales, impulsada por el alto precio del oro, se ha convertido en una nueva fuente de ingresos para grupos criminales vinculados al narcotráfico.