Fin de una era papal

Desde la madrugada de hoy sábado se cumplen en Roma, las honras fúnebres del papa Francisco, quien nos dejó el Lunes de Pascua, después de padecer durante varios meses  graves quebrantos de salud.

Fueron 12 años, en los que se marcó una novedosa era papal, puesto que, en cierto modo, la elección de Francisco, resultó sorpresiva, dado que en los altos poderes de la Iglesia Católica no se consideraba la posibilidad inmediata de que un cardenal latinoamericano llevará a convertirse en el máximo jerarca de la Iglesia Católica.

Pero el Cónclave le dio el triunfo al cardenal argentino, Jorge Mario Bergoglio quien, de esta manera, con esta sola elección empezó a escribir unas páginas inéditas, puesto que nunca antes se había elegido un papa suramericano, ni tampoco nunca ese enorme honor le había correspondido a un integrante de la comunidad Jesuita.

Hoy, doce años después, podemos decir que el papa Francisco fue una especie de viento fresco, en una Iglesia Católica, que, en el momento de su elección, adolecía de múltiples problemas, como una evidente perdida de la fe en diferentes zonas del mundo, lo que en más de una oportunidad fue calificado como el resultado de la deshumanización de la iglesia frente a sus fieles, así como a los constantes escándalos por pederastia que sacudieron sus cimientos en diferentes partes del mundo.

Por ello, la llegada de Francisco, como máximo líder del catolicismo, marcó un antes y después, puesto que el papa se mostró como una persona que siempre buscó el acercamiento con las comunidades, en especial las más vulnerables y, como le correspondía a su rango, mantuvo en alto la bandera blanca de la paz, ante los numerosos conflictos bélicos en diferentes regiones del mundo.

A la gente, le encantaba un papa que, en su tiempo de mandato, viajó por cerca de 50 países y casi siempre, se mostraba risueño, puesto que no era ajeno a las bromas.  También provocaba simpatía un papa que no ocultaba su gusto por el futbol y no vacilaba en expresar sus puntos de vista, sobre quien habría sido el mejor jugador del mundo, sus compatriotas, Diego Armando Maradona, y Lionel Messi o, acaso el brasileño Pele y nunca ocultó que era un acérrimo hincha del equipo San Lorenzo de Almagro, del que tenía carnet de socio.

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Pero aparte de esa faceta humana, que  tanto gustaba, Francisco se distinguió por su amor a la humanidad, su profundo sentido social por medio del cual, siempre buscó tenderle una mano a las personas más necesitadas.

Tampoco podremos olvidar, hoy cuando en la ciudad de Roma, miles de personas le brindan la última despedida, el profundo amor, que muchas veces, exteriorizó hacia Colombia. Por eso,  siempre recordamos con cariño, el permanente interés que siempre mostró por nuestro país, en especial por el proceso de paz, que el Gobierno Nacional  realizó con la guerrilla de las Farc. Él había manifestado que una vez se hubiera firmado la paz en Colombia, estaba dispuesto a visitar al país y, esa promesa la cumplió en el año de 2017, cuando estuvo en Bogotá, Medellín, Villavicencio y Cartagena, donde dejó una huella imborrable.

Despedimos al papa Francisco con una inocultable nostalgia, puesto que sabemos que fue un hombre bueno, que en todo momento se preocupó por  recuperar la imagen de la Iglesia Católica, en unos tiempos tormentosos en los que le tocó lidiar con múltiples y difíciles problemas, de los que supo salir avante.

¡Hasta siempre papa Francisco!