Luis Eduardo Solarte Pastás

EL “SINDROME DEL ESPEJO” DEL PRESIDENTE

Por: Luis Eduardo Solarte Pastás

El presidente Gustavo Petro, a veces da la sensación que padeciera el llamado “síndrome del espejo”, dado la tendencia compulsiva que tiene de imitar y asumir la identidad o rasgos distintivos por la imagen de Simón Bolívar.

Gustavo Petro, cada vez que tiene la oportunidad de dirigirse a sus seguidores, no desaprovecha la oportunidad para exaltar al máximo la figura de Simón Bolívar y lo que él significó en algunos dirigentes del desmovilizado movimiento guerrillero M-19 que se tomó a bala y fuego el Palacio de Justicia.

Y no conforme con ello, el presidente,  aprovechando el nombre de Simón Bolívar y su estribillo de ser “oficial de Bolívar”, llama a la movilización de sus simpatizantes  para asustar o amedrentar a quienes conforman otros organismos de poder institucional, en razón a que  no le agradan las decisiones que toman o están a punto de tomar frente a sus actos de gobierno o proyectos de ley.

Si bien a Simón Bolívar se le atribuye el haber contribuido a la independencia  de cinco naciones (Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela), lo cierto de todo es que sus acciones guerreristas también estuvieron marcadas por episodios sangrientos y llenos de violencia contra una población civil compuesta de “indígenas, mestizos colonizados y de los llamados realistas (defensores de la monarquía española)” que no compartían sus ideales independentistas.

Vale recordar que uno de esos episodios sangrientos y llenos de violencia, tuvieron como protagonista a Pasto, cuando “un 24 de diciembre de 1822 casi medio millar de pobladores del lugar fueron asesinados y más de 1.000 resultaron reclutados o expulsados de sus hogares y su ciudad”.

Ese día de horror y de terror que se vivió, se lo conoce en la historia de Colombia como “la Navidad Negra”, el cual fue obra de Antonio José de Sucre por órdenes directas de Simón Bolívar.

«Noche mala en vez de Nochebuena, fue para la Pasto realista la del 24 de diciembre de 1822”, en la que nada ni nadie se salvó. Incluso los denominados patriotas  “penetraron a caballo al templo de San Francisco (hoy Cristo Rey) y ultimaron a todos los asilados, incluyendo mujeres y niños”.

La historia nos cuenta a través de muchos historiadores que esa masacre se debió como represalia a que los habitantes de Pasto hacían una oposición a la independencia porque implicaba la desaparición de una monarquía que protegía sus propiedades colectivas frente a los abusos históricos cometidos por los terratenientes criollos que simpatizaban con la república».

Según el historiador Boris Miranda aquellas simpatías, llevaron a que tropas alineadas a la corona española asestaran fuertes golpes a las fuerzas republicanas durante las batallas independentistas, desatando la furia de Simón Bolívar.

“Ahí es donde cobra relevancia una de las figuras locales que en Pasto todavía es recordada, el caudillo y militar hispanista Agustín Agualongo”.

Sin embargo, Gustavo Petro parece que no conoce ese trágicos hechos en que los pastusos tuvieron como enemigo común a Simón Bolívar.

Pero más extraño resulta aún que muchos habitantes de este municipio desconozcan que el héroe venezolano que hace delirar al mandatario nacional, haya ordenado hacer lo que se hizo en esta tierra de Agustín Agualongo.

Un tierra que, hoy como ayer sigue,  sumida en el marginamiento,  el olvido  y la discriminación por parte de las altas esferas del poder estatal.

solarpastas@hotmail.com