Por: Chucho Martínez
El editorial del periódico El Espectador del domingo pasado hace un sensato análisis sobre el papel que el Congreso está jugando frente al país más que al presidente, dice que en lugar de ser contestatario debe ser propositivo, porque muchos senadores y representantes entraron a un mundo paralelo. Sostiene que “el congreso se conforma con pedir burocracia en el ejecutivo o aprobar proyectos de ley propios (del Congreso) sin mucha trascendencia. Los congresistas olvidan que no necesitan esperar al ejecutivo para proponer y aprobar proyectos ambiciosos que vayan más allá de lo transaccional. Los congresistas están concentrados en garantizar su reelección, expandir su poder en las regiones de influencia y posicionarse como figuras del debate público, otros pasan inadvertidos. Es un congreso disperso, sin capacidad de liderazgo ni de aportarle a Colombia. Los congresistas deberían estar proponiendo cuál es la Colombia que se imaginan. El congreso ha sido bastante opaco. ¿Dónde están los grandes proyectos de ley construidos a partir de las coaliciones amplias, más allá de los deseos de figuración personal? ¿Cuál es la manera de hacer política que congresistas afines en conjunto le proponen al país en ausencia de las reformas estructurales del gobierno? ¿Cuál es la contrapropuesta de los partidos políticos de oposición? Los congresistas como la Casa de Nariño también están en perpetua campaña política. Se condenan a sí mismos a la irrelevancia y hacen que los colombianos sientan que el rol de la rama legislativa es siempre secundario. No es justo que tengamos un congreso solo para dar declaraciones virales en redes sociales”.
Daniel Quintero denuncia que hay una práctica casi generalizada en el congreso, de extorsionar al ejecutivo a cambio de que le aprueban proyectos siempre y cuando reciban favores burocráticos, contratos o cupos indicativos. No menos grave fue la denuncia del mismo Francisco santos cuando dijo que el 30% del congreso estaba infiltrado por los paramilitares, lo cual explicaría que Mancuso y otros paramilitares fueran aplaudidos de pie en el hemiciclo. Absolutamente todas las encuestas siempre ubican al Congreso como la institución más corrupta del país. Si no, ¿Cómo creen que recuperan tanta inversión en sus campañas, si no están atados a la corrupción? Claro que, hay varias honrosas excepciones. ¡Los congresistas por Nariño, no se merecen la reelección!

