Por: Narciso Obando López, Pbro.
Uno de los principales errores de un gobierno y en especial de su gobernante es NO escuchar las necesidades de su pueblo. Es preciso destacar que un gobernante se debe a su gente, y el estado no tendría más razón de ser si no logra un mejoramiento claro y real en la calidad de vida de sus habitantes.
Esto toma aún más importancia en una época donde como consecuencia de la crisis que vive actualmente nuestro país, se ha disparado la desigualdad social, la inseguridad ciudadana y un golpe aún mayor, sobre todo para las personas enfermas y sus familias: La escasez de medicamentos y la problemática inherente a la atención en salud.
Si una persona no tiene claro que ocupar el máximo puesto en el gobierno de su país es un honor, y no un privilegio, probablemente se perderá en una agenda frívola, solo pendiente de sus intereses personales, dejando de lado el rostro humano que hoy tanto se necesita para dar solución a los gravísimos problemas que aquejan a nuestra nación .
En este lapso de nuestra historia, donde todos los días se pierden los empleos, se cierran negocios, y la gente literalmente está viendo cómo “sobrevive”, sumidos en medio de una de las peores crisis de los últimos años. El mandatario nacional debería reflexionar acerca de los miles de hombres, mujeres y niños que están padeciendo tantas necesidades, por ello no se entiende cómo el supuesto líder de un país, pueda estar tan tranquilo.
Lo que no ha entendido el gobierno es que este pueblo noble y valiente le habla todos los días: Cada vez que hay una protesta de gente que necesita trabajar, cada vez que un ciudadano se queja de lo duro que la está pasando, cada vez que un servicio público que presta el estado no es dado con calidad y cobro justo, cada vez que miles de personas protestan por la escases de medicamentos, cada vez que un empresario cierra un negocio por que el gobierno es incapaz de poder generar las condiciones para poder seguir operando, cada vez que una madre sufre angustiada porque no tiene que llevar a la mesa para comer, cada vez que un padre es despedido de su trabajo, el pueblo habla… los que NO escuchan son los gobernantes.
Sabemos de qué estamos hechos los colombianos, sé que de esta nos levantaremos, y tendremos un mejor amanecer, pero pareciera que este trabajo lo tenemos que hacer entre nosotros como ciudadanos, porque el gobierno no nos está respondiendo.

