En una contundente operación desarrollada en el sur del Pacífico colombiano, la Armada de Colombia logró incautar más de cuatro mil cartuchos de diferentes calibres que se encontraban a bordo de una embarcación abandonada en el municipio de Tumaco, departamento de Nariño.
El hallazgo se produjo durante labores de patrullaje fluvial que adelanta la Institución en su compromiso con la seguridad y el control territorial en esta estratégica región del país, históricamente afectada por la presencia de grupos armados ilegales.
De acuerdo con lo informado por el Coronel José de Jesús Gómez Castellanos, comandante de la Brigada de Infantería de Marina No. 4, la operación fue ejecutada por tropas del Batallón Fluvial de Infantería de Marina No. 40, quienes se encontraban desarrollando actividades de control y vigilancia en el sector conocido como Santo Domingo, zona rural de Tumaco.
Durante este despliegue detectaron una lancha sospechosa que se encontraba oculta entre los manglares y sin ningún tripulante a bordo, una situación que de inmediato activó los protocolos de inspección por parte del personal militar.
Hipótesis
La embarcación, identificada con el nombre “Las Hermanas”, fue abordada por los Marinos de Colombia, quienes encontraron en su interior tres sacos que contenían munición de diferentes calibres. Según las primeras hipótesis, el material habría sido abandonado por integrantes de estructuras criminales ante la presión de las autoridades en el área. El cargamento fue trasladado a un puerto seguro para su verificación y posterior judicialización.
Una vez en tierra, y tras el proceso de conteo y análisis, se confirmó que se trataba de un total de 4.047 cartuchos, de los cuales 3.947 corresponden al calibre 7.62 milímetros —usado comúnmente en fusiles de asalto— y 100 cartuchos calibre 16, empleados en armas tipo escopeta. La munición representa un significativo golpe a las capacidades logísticas de los grupos armados ilegales que operan en esta región.
Estructura criminal Información de inteligencia preliminar apunta a que este arsenal pertenecería al Grupo Armado Organizado Residual (GAO-R) “Oliver Sinisterra”, una estructura que mantiene presencia activa en el suroccidente del país y que es señalada de múltiples acciones violentas, como ataques a la Fuerza Pública, desplazamientos forzados de comunidades, extorsiones y narcotráfico. Esta facción criminal se formó tras la disidencia de exintegrantes de las FARC y ha sido uno de los principales generadores de inseguridad en la región del litoral Pacífico.

