Por: Alina Constanza Silva
La comunicación terrestre entre Nariño y el interior del país es a través de la mal denominada vía panamericana. Y no se nombra correctamente el tramo que une a Nariño con el Cauca porque sus especificaciones no están acordes con los estándares internacionales que requiere lo siguiente: ancho de calzada de 12 metros, 2 bermas de dos metros cada una de ancho; es decir, como mínimo 16 metros de amplitud de la vía y no sobrepasar el 5% de pendiente en todo su tramo. El trayecto entre Pasto y Popayán no tiene esas especificaciones, sino todo lo contrario, es un trazado tortuoso producto del lobby realizado por los terratenientes caucanos que forzaron el diseño de la vía pensando solo en valorizar sus haciendas.
Además, el tramo entre el municipio de Chachagüí (antes corregimiento de Pasto) y Pasto no se construyó, sino que se habilito el carreteable existente hasta el aeropuerto ejecutado por el General Rojas Pinilla cuyas características y pendientes no son ni siquiera de una vía terciaria. Por eso el proyecto eterno solicitado por los nariñenses es la construcción de una vía con características internacionales y, en el mejor de los casos, con doble calzada.
Inicialmente, las organizaciones cívicas y de voluntarios integrada por personas interesadas en el desarrollo del departamento solicitaron a los diferentes gobiernos nacionales para que la construcción de la vía panamericana fuera una realidad. Paso mucho tiempo hasta que estas solicitudes fueran atendidas, en efecto en la década de los setenta del siglo pasado se inauguró el tramo entre el punto denominado “piedra sentada” y el ahora municipio de Chachagüí. En la medida que apareció la politiquería los grupos cívicos comenzaron a desaparecer y todo se esperaba que fuera conseguido a través de los denominados parlamentarios que históricamente Nariño ha elegido, especialmente de los partidos conservadores, liberal y mas recientemente de cambio radical y de otras especies. Pero el resultado no puede ser mas decepcionante. Muchos de estos políticos alcanzaron a hacerse elegir hasta por mas de 20 años e incluso se pensionaron como congresistas y su balance para Nariño es completamente negativo.
Ahora estamos en el peor de los mundos porque ya no existen grupos cívicos, ahora los politiqueros no son los voceros de la comunidad, sino de sus propias empresas electorales; a esto se suma los desfigurados gremios cuyos voceros son sus empleados. En Nariño no existe empresarios que tengan voz, por el contrario, ahora hacen parte del caudal electorero de los denominados congresistas porque a través de ellos consiguen contratos con el gobierno, nacional, departamental y municipal; o también, empleo para sus hijos o familiares. Esta practica termino corrompiendo totalmente la administración pública y el sector privado.
Entonces, solicitar la construcción de una vía terrestre con mejores características técnicas que disminuyan la distancia entre Pasto y Popayán, los costos por sus mejores especificaciones ya no tienen doliente. Este proyecto vial solo ha servido para hacer politiquería. En el gobierno Uribe, no se construyó, pero se ofreció licitar y adjudico la construcción del tramo entre Chachagüí y Pasto. El gobierno de Santos, indemnizo con mas de 500 mil millones de pesos a las empresas que tenían adjudicado el contrato de su construcción (accionistas del cartel de contratación en Bogotá), para liberaran el tramo entre Pasto y Rumichaca. Se inicio y se construyo con una total obstrucción de la comunidad indígena de San Juan que se opusieron a su construcción dejando este proyecto sin terminar. El gobierno de Duque, en sus visitas a Pasto afirmó una y otra vez, que los estudios en fase tres estaban realizados y que antes de dejar su mandato abriría la licitación para la construcción de la doble calzada hasta Popayán. El gobierno de Petro, públicamente se comprometió como el único que iba a construir una vía moderna que integrara a Colombia con el sur del continente. Esto también ha quedado en una promesa.
También se ofreció mejorar los establecimientos educativos en todos los 64 municipios, lo mismo que inaurar en el pasado noviembre el hospital materno infantil de santa Mónica.
A pesar de haberles dado oportunidad a mas de 14 personas que se integren al gobierno nacional, incluyendo un viceministro de vías, el resultado ni siquiera ha sido una citación al congreso para hacer un debate sobre este proyecto. El presidente Petro nombro personas en cargos de responsabilidad a burócratas que desconocían el departamento porque siempre habían vivido fuera de él. Quizás el único mérito que tenían estas corbatas publicas es haber sido amigos políticos del hoy presidente sin preparación o interés para ejecutar un trabajo tan importante como este.
En un año y medio terminara el mandato del presidente Petro y pareciera que los vientos del sur se estrellaron en la intrincada burocracia bogotana y una vez más, Nariño no tendrá ningún tipo de beneficio. Para Nariño toda esta negada, cosa que no ocurre en la costa caribe, en Antioquia y otros departamentos donde lo ofrecido se ha construido y se ha inaugurado. En Nariño se prometió construir sedes universitarias en Barbacoas, la Costa Norte de Nariño, en el Norte del departamento, mejorar la Universidad de Nariño (este es un caso aberrante, lleva 10 años construyendo pequeños edificios de aulas; es decir, ahora es un proyecto faraónico porque el que lo inicia quizás nunca lo vera terminada; reflejando que existe en todo ámbito una pésima gestión porque nuestros voceros llegan solo con las manos a pedir limosna y nunca con un proyecto formulado que sea ejecutable). Igualmente, se observa que en otros departamentos se comienzan y se inauguran granjas solares, se entregan tierra a los campesinos, se mejoran los caminos de tercer nivel, etc., pero a Nariño, no le toco nada esta vez. Eso nos pasa por tener la dirigencia que tenemos.

