En el municipio de Guaitarilla, Nariño, un acto de intolerancia desmedida terminó por truncar la vida de un joven lleno de esperanza. Nicolás Vicente Ramos, un joven que hasta el momento de la agresión llevaba una vida sencilla, fue víctima de un ataque brutal que lo dejó con severas heridas y una discapacidad permanente que le impidió valerse por sí mismo.
Lo que parecía ser un día normal en la vida de Nicolás, se transformó en una pesadilla. Un grupo de sujetos, sin ninguna razón aparente, se abalanzaron sobre él y lo atacaron con un destornillador, causándole daños tan graves que lo dejaron postrado en cama. La agresión no solo le arrebató la capacidad de moverse por sí mismo, sino que también destruyó la vida de su familia, quienes desde ese momento se vieron obligados a enfrentarse a la difícil tarea de brindarle cuidados constantes.
Tragedia
Su padre, quien durante un tiempo fue su principal cuidador, falleció tiempo atrás, lo que dejó a Nicolás aún más vulnerable. Fue entonces cuando su hermana, quien siempre estuvo dispuesta a luchar por su bienestar, asumió la responsabilidad de velar por él. Pero el destino parecía estar marcado por la tragedia: al enterarse de la grave situación de su hijo, el padre de Nicolás, devastado por la noticia, habría muerto, aparentemente de tristeza.
Sufrimiento
El sufrimiento de Nicolás, que lo mantuvo alejado de su vida cotidiana, también sumió a su familia en un dolor profundo. Su hermana, al borde del colapso, llegó a pedir ayuda por medio de las redes sociales, en busca de algún tipo de apoyo, mientras las lágrimas llenaban sus ojos. La desesperación por la situación de su hermano no se detuvo allí, y los recuerdos de aquellos momentos tan difíciles seguirán marcando a la familia para siempre.
Hoy, después de todo lo sucedido, Nicolás Vicente Ramos deja un vacío inmenso en el corazón de sus seres queridos, amigos y toda la comunidad de Guaitarilla. La impotencia por no haber podido evitar este cruel destino se mezcla con la esperanza de que la justicia se haga presente. Los amigos y familiares de Nicolás, quienes han seguido su historia con dolor y rabia, exigen que las autoridades asuman con responsabilidad la investigación del caso y encuentren a los culpables de este acto de violencia sin sentido. La verdad debe salir a la luz para que ninguna otra familia tenga que sufrir un destino tan trágico como el de Nicolás. Es un llamado a la reflexión sobre la violencia que aqueja a las comunidades más vulnerables y el impacto irreversible que puede tener en la vida de una persona. Hoy, la lucha por la justicia de Nicolás continúa.

