Este 30 de marzo, Eric Clapton cumple 80 años, consolidándose como una de las figuras más influyentes en la historia del rock y el blues. Nacido en Ripley, Inglaterra, en 1945, Clapton es mucho más que un virtuoso de la guitarra; es un narrador de emociones que ha sabido transformar los momentos más oscuros de su vida en arte inmortal.

Los inicios de una leyenda
Desde sus primeros pasos musicales con The Yardbirds en los años 60, Clapton mostró un talento excepcional que lo llevó a brillar en bandas como Cream y Derek and the Dominos. Fue con este último grupo que regaló al mundo Layla, una balada intensa inspirada por su amor no correspondido por Pattie Boyd, entonces esposa de George Harrison. Este triángulo amoroso se tradujo en una de las canciones más icónicas del rock, con un legado que persiste entre generaciones.
Éxitos que nacen del dolor
La vida de Clapton no ha estado exenta de tragedias. Su tema Tears in Heaven, escrito tras la trágica muerte de su hijo Conor en 1991, es un testimonio desgarrador de pérdida y resiliencia. Otro de sus éxitos, My Father’s Eyes, refleja la búsqueda emocional por un padre al que nunca conoció, y Wonderful Tonight captura la ternura de momentos cotidianos, inspirados en su relación con Boyd.
Luchas y redención
Desde una juventud marcada por las adicciones hasta el triunfo personal de superar esos desafíos, Clapton ha demostrado una capacidad única para transformarse. Su álbum Unplugged (1992), grabado tras uno de los periodos más difíciles de su vida, se convirtió en un éxito rotundo, ganando múltiples premios Grammy y reafirmando su relevancia artística.
Un legado que trasciende generaciones
Con una carrera que incluye 18 Grammys y tres ingresos al Salón de la Fama del Rock (como miembro de The Yardbirds, Cream y como solista), Clapton es una figura única en la música. Su apodo de “mano lenta” sigue representando la sensibilidad y maestría con las que interpreta cada nota.
A sus 80 años, Eric Clapton sigue tocando con su característico estilo puro y sin artificios, recordándonos que la música no solo se escucha, sino que también se siente.

