por: Por Mauricio Fernando Muñoz Mazuera
Una buena parte de los ciudadanos tenemos en nuestra cabeza la imagen de la película “El Rey León” en el que un grupo de hienas son pintadas como sucias, traidoras y despreciables, ideas asociadas a su costumbre de comer carroña. Esta imagen fue la que precisamente se me vino a la cabeza tras la pelea que se suscitó después de la publicación que hizo el ex candidato a la Alcaldía de Pasto y actual concejal, Mario Enríquez Chenas, frente a una supuesta proposición hecha por éste al cabildo municipal, para que los 19 concejales donaran un día de salario, como símbolo de solidaridad, a los afectados por la emergencia acaecida días atrás en el sector de El Encano.
Este hecho, conocido tras las publicaciones que se viralizaron en las redes sociales, dejaba muy mal parado a los compañeros de Enríquez Chenas, pues se los mostro totalmente alejados del pueblo y su sufrimiento. Pero ¿Qué hay de nuevo en esto? ¿Acaso el representante de la impopular casta de los Enríquez Rosero dio luz sobre algo que no se conocía? Lastimosamente todos sabemos que la mayoría de candidatos que son elegidos en estos cargos son unos antes del día electoral y otros después de que se les entrega la credencial por parte de la Registraduria Nacional. Primero se muestran dóciles y prestos a escuchar a todos, toman un café con los chaceros en Miraflores, disfrutan de un caldo de pata en “El Potrerillo”, pintan gradas y casas en los barrios populares de Pasto, se suben al transporte público, se ponen sombrero y ruana, se convierten en deportistas consumados, en pocas palabras, fingen ser quienes nunca serán. Pero apenas son elegidos, se olvidan de su papel, y al sonido del tintineo del clientelismo, dejan a un lado las necesidades de la comunidad y comienzan a perseguir sus intereses particulares impulsados por un autoritarismo y altives propia de un “gamonal”.
Ahora bien, lo que ha desatado el concejal Enríquez Chenas es un culebrón de aquellos que las abuelas gozan ver en televisión: fuego amigo, acusaciones y replicas, trapitos al sol secándose en plena Plaza de Nariño hasta comunicados de prensa a diestra y siniestra redactados al afán y con un pésimo estilo, entre otras, son las consecuencias de lo que podría ser visto como un acto populista de parte y parte.
Según datos de medios nacionales, un día de salario, para un concejal de Pasto puede llegar a representar un valor cercano de $250.000. Si tenemos esto presente, la proposición hecha por el sobrino de Eduardo Enríquez Rosero y Teresa Enríquez, podría recaudar aproximadamente $4.750.000, un monto que resulta mínimo frente a las necesidades tan grandes que en el momento se tienen en la zona oriental del municipio de Pasto, pero que suena pírrico cuando lo comparamos con los supuestos $4 mil millones en maquinaria amarilla que el Alcalde de Pasto y el Gobernador de Nariño lograron conseguir por parte de la Ungrd para la remoción de escombros en El Encano y la habilitación total de la vía. Eso sí, esta oportunidad no se iba dejar pasar, y el grupo de concejales que acompañó al burgomaestre, salieron a adjudicarse este triunfo, cuando realmente lo único que, con seguridad hicieron por tierras bogotanas fue, aumentar la cantidad de platos que se sirvieron en esa reunión, porque, si tenemos como precedente sus intervenciones en el cabildo municipal, seguramente el silencio aporta más que ellos en el uso de la palabra.
Esto no culmina queridos lectores, estoy seguro que el show apenas comienza, seguirán días en los cuales, los que antes fuero amigos y copartidarios se lanzaran improperios y se rasgaran sus vestiduras, pero, no caigan en sus juegos, son meras fachadas, porque en el fondo son hienas, que comen de todo sin escrúpulo ni vergüenza y después, andan de carcajada en carcajada.

